Recopilando información para el próximo "Kellyrama" (de inminente publicación), me he topado con uno de los casos más singulares y fascinantes que ha vivido la comunidad internáutica en su corta existencia: estoy hablando del enigma de
John Titor, posible inspirador de "Southland Tales" y responsable de que muchos conspiranoicos contemplaran las pasadas elecciones presidenciales en Estados Unidos con una mezcla de terror e impaciencia. Tras pasarme la noche de ayer consumiendo bebidas energéticas delante del ordenador y recopilando información sobre Titor, os explico su historia hasta donde he creído entenderla.
El 2 de noviembre del año 2000, un nuevo usuario se registró en el foro de IBM: su nombre de guerra era
Timetravel_0, aunque muy pronto lo cambiaría por el menos contundente (y seguramente falso)
John Titor. Sus compañeros foreros no tardaron en quedarse de piedra al leer sus primeros posts, en los que aseguraba que era un viajero temporal que había sido enviado al pasado desde el año 2036 para arreglar ciertos desajustes informáticos que tenían su base en la programación del IBM 5100 de 1975 (o sea, el famoso
problema del año 2038). Titor no tardó en darse cuenta de que el gobierno le había enviado hacia atrás en el tiempo para reparar el sistema Unix, pero que, una vez concluida su misión, eran incapaces (por razones obvias) de impedir que se diera un paseo por el espacio-tiempo: es por eso que este soldado del futuro decidió viajar hasta el año 2000 para visitar a sus padres... y a la versión infantil de sí mismo (lo cual le convierte en el viajero temporal más inepto de la historia, ya que hasta en las películas de Van Damme se nos advierte de los peligros que conlleva encontrarnos con versiones pasadas de nosotros mismos). Comparado con su presente, el año 2000 le debió de parecer a Titor de lo más edénico, por lo que decidió quedarse un tiempo en esta línea temporal y compartir su experiencia con la única gente del mundo que debió pensar que le comprendería: los usuarios del foro de IBM.
Lo mejor de todo es que Titor nunca tuvo ningún problema en contestar a cuantas preguntas se le formularan sobre el año 2036 y las catástrofes que le esperaban a la Humanidad en las próximas décadas, si bien es cierto que sus respuestas siempre eran un tanto crípticas y bastante difusas. Tampoco parecía importarle demasiado que la gente no creyera su historia: decía comprender perfectamente a los escépticos, ya que él mismo no se tragaría algo semejante si estuviera en nuestro lugar. Muy pronto la popularidad de John Titor comenzó a crecer más allá de este foro: el interfecto empezó a postear en otros boletines internáuticos, además de publicar pruebas gráficas de la existencia de su máquina del tiempo y hasta de escribir un pequeño
best-seller subterráneo,
John Titor: A Time Traveler's Tale.
La foto que acompaña a este post fue tomada (según Titor, claro) en otoño de 2035, y muestra los efectos del viaje temporal: el ingeniero que aparece en ella está presionando un puntero láser cuya luz se curva de manera increíblemente extraña debido a los rarísimos efectos gravitatorios que produce la máquina. No es la única fotografía que Titor utilizó como apoyo a sus palabras: en su
fansite oficial,
John Titor Times, podemos encontrar varias instantáneas de su máquina del tiempo, así como del supuesto logotipo de la unidad de elite del ejército a la que pertenecía. El funcionamiento de su máquina es algo que, sinceramente, me sobrepasa; pero he podido leer el testimonio de varios
geeks creyentes en Titor que aseguran que su descripción del viaje temporal (basado en la creación de pequeños agujeros negros generados por un motor de automóvil corriente) es perfectamente plausible, así como la implicación de la General Electric o sus menciones a Kerr o Tipler. Además, Titor siempre dejó claro que podría volver a 2036 siempre que quisiera, tal y como demostró el 24 de marzo de 2001: aquel día escribió su último post, en el que aseguraba que volvía a casa y que nunca más regresaría a visitarnos. Se rumorea que existe un vídeo que muestra a Titor desapareciendo en su máquina del tiempo, pero lo cierto es que sólo algunos
titorites (nombre que reciben los de la línea dura de su club de fans) afirman haber visto esta misteriosa e inédita grabación.
Y ahora, sin más dilación, el momento que todos estábamos esperando: las profecías de John Titor, amigos y vecinos. Durante los años 2000 y 2001, nuestro viajero temporal favorito pronosticó varios acontecimientos que terminaron por hacerse realidad: entre ellos, que la enfermedad de las
vacas locas llegaría a Estados Unidos, que la
CERN confirmaría su teoría de los mini-agujeros negros un año después de que él la publicara en la Red, que su país iniciaría una guerra contra Irak bajo la excusa de una supuesta posesión de armas de destrucción masiva, que finalmente no se encontrarían dichas armas o que el gobierno estadounidense asumiría que sus ciudadanos prefieren más seguridad a cambio de menos libertad. ¿Qué os parece? Conviene recordar que Titor no era nada concreto en sus afirmaciones, por lo que muchas de ellas se pueden interpretar de maneras muy diferentes e, incluso, adaptarse a los acontecimientos. No obstante, creo que su pronóstico sobre las inexistentes armas de destrucción masiva de Sadam Hussein no admite dudas y, maldita sea, es capaz de ponerle los pelos de punta al más escéptico. Ahí van las palabras que escribió Titor en el año 2000 (repito, en el año 2000):
None of the things I have said will be a surprise. They were set in motion ten, twenty, even thirty years ago. Are you really surprised to find out that Iraq has nukes now or is that just BS (siglas de
bullshit, o sea,
gilipollez, mentira)
to whip everyone up into accepting the next war?Eso en cuanto a las cosas que ya han pasado: veamos ahora lo que dijo Titor con respecto a las cosas que aún están por suceder. Según nuestro hombre misterioso, el periodo de crispación sociopolítica que rodeó a las elecciones presidenciales de noviembre del año pasado culminará a finales de este año en el germen de una segunda Guerra Civil norteamericana. Y aquí ya es cuando la teoría del viajero en el tiempo empieza a hacer aguas: es cierto que en los meses anteriores y posteriores la reelección de Bush hubo un
revuelo impresionante en EEUU, pero no llegó ni por asomo a las cotas de crisis y desobediencia civil que pronosticaba Titor en sus
posts. Además, no parece muy probable que a finales de este año vaya a estallar una guerra en suelo norteamericano, mucho menos si tenemos en cuenta que Titor aseguraba que este conflicto ya se veía venir desde 2004. Todo esto, sumado a su silencio sobre los ataques del 11 de septiembre de 2001 (principal caballo de batalla de sus detractores), está poniendo contra las cuerdas a los
titorites, que se siguen aferrando al relato de su maestro sobre un enfrentamiento a muerte entre las zonas rurales y urbanas de EEUU, el estallido de la Tercera Guerra Mundial en 2015, la muerte de tres billones de personas a consecuencia de la utilización de armas nucleares y la ultraprotegida, profiláctica sociedad resultante de todo ello (según Titor, en 2036 es impensable vivir si no es en familia y a menos de siete kilómetros de tus seres queridos). Mola, ¿verdad?
No obstante, aún queda un elemento más en la ecuación, un elemento que hace que la historia de Titor sea (mal que les pese a sus detractores) absolutamente irrefutable, un elemento que revela la absurda pero aplastante lógica de todo este asunto. Esto hablando, por supuesto, de la cuestión de la inevitabilidad, o la
teoría de los universos paralelos. El propio Titor era muy consciente de este detalle, tanto que lo utilizo como premisa de sus explicaciones sobre el viaje en el tiempo, lo cual no hace más que demostrarnos su infinito conocimiento de causa. Según esta teoría, todo evento puede desarrollarse en más de una dirección, y cada una de estas direcciones posibles origina un nuevo universo paralelo. De este modo, el pasajero del tiempo no siempre viaja en su propia línea temporal, ya que su misma condición de viajero manipula el espacio-tiempo y origina diversos universos paralelos. Por no hablar de que la presencia de alguien en el pasado lleva consigo la consecución de acciones que, por nimias que sean, darán origen a nuevas y autoexpansivas líneas temporales (ver el reato de Ray Bradbury titulado "A Sound of Thunder" o el episodio de "Los Simpsons" titulado "Time and Punishment"). Esta es la razón de que la línea temporal que Titor describe como su
pasado sea muy parecida a la nuestra, pero no idéntica: algunas de sus predicciones se cumplirán completamente, otras se cumplirán parcialmente y otras no se cumplirán en absoluto. No hay que olvidar que el primer viaje de Titor le llevó hasta 1975, y que allí realizó acciones encaminadas a cambiar elementos de su (y nuestro) futuro, de modo que no hay manera de saber el número de universos paralelos que habrá originado su trabajito en la IBM de los años 70, ni en cuál de ellos estamos nosotros ahora. El propio Titor confesó que cuanto más tiempo permaneciera en el año 2000, más posibilidades habría de que cambiara nuestra línea temporal, hasta el punto de que confesó que ya había advertido pequeños cambios con respecto a la suya (eventos que ocurren antes o después de lo que él recordaba, partidos de fútbol ganados por otros equipos, etc).
¿Quién es ahora el guapo que se atreve a refutar la historia de John Titor... sin aludir al sentido común, naturalmente? Porque no hay duda de que, por mucha risa que nos pueda dar en un momento dado, el enigma Titor es científicamente incontestable: en el momento en que invocamos la existencia de universos paralelos, nos damos cuenta de que estamos ante el
hoax más endiabladamente construido de todos los tiempos, una historia forteana que apela a nuestro terror elemental hacia un futuro distópico y que es capaz de convencer a todo tipo de internautas de su veracidad (o al menos, de su irrefutabilidad desde un punto de vista estrictamente científico-pajero). Puede que algún día sepamos quién estaba realmente detrás de todo esto. Hasta entonces, desde aquí mi más sincera admiración, John Titor. Seas quien seas.