Blockbusters '05: "Charlie y la fábrica de chocolate"
Roald Dahl no sólo es uno de los mayores constructores de las fantasías que alimentan el imaginario colectivo anglosajón, sino que también fue uno de los autores de literatura infantil que mejor supo comprender a sus potenciales lectores: sus obras no menosprecian en ningún momento la inteligencia de su público, tratando al lector infantil con un respeto similar al de los grandes escritores del género (de J.M. Barrie a J.K. Rowling, pasando por Antoine de Saint-Exupéry o el Dr. Seuss). "Charlie y la fábrica de chocolate" es, probablemente, su obra más importante y quintaesencial, la que mejor define su poética y (con permiso de su guión para "Chitty Chitty Bang Bang") la que más hondo ha calado en varias generaciones de admiradores. No hay más que contabilizar el número de referencias/homenajes/parodias que ha generado desde su publicación en 1964 para darse cuenta de la relevancia cultural de este relato azucarado (que no empalagoso) con una pizca de veneno en su interior.
Con la segunda adaptación a la gran pantalla de "Charlie y la fábrica de chocolate", Tim Burton se enfrentaba a uno de los mayores desafíos de su carrera: por un lado, tenía que estar a la altura de las expectativas de millones de espectadores para los que la historia de Dahl (y/o la versión cinematográfica de 1971) forma parte de su disco duro neuronal; por otro, debía contentar a una gran parte de sus seguidores que, tras sus últimos y poco personales trabajos, empezaban (empezábamos) a darle por perdido. Por suerte, Burton ha superado el reto con creces: al igual que hizo con sus otros dos referentes primordiales (Edward Gorey y el Dr. Seuss) en "Pesadilla antes de Navidad", el cineasta ha filtrado la prosa de Dahl a través de su poética personal, convirtiendo el material de partida en algo nuevo a la vez que viejo, en un viaje único a través de un universo imaginario cimentado en la nostalgia pop, en un producto (en suma) puramente burtoniano. Así, este nuevo "Charlie" es Tim Burton en estado químicamente puro: un festival de sabores exóticos que le reconcilia con su portentoso alter ego -Johnny Depp, que en ocasiones parece poseído por el espíritu del mítico Pee-Wee Herman-, le ayuda a descubrir nuevos colores en su paleta creativa, le deja explorar rincones del alma de su protagonista que Dahl había pasado totalmente por alto (la relación entre Willy Wonka y su sombrío padre, que alcanza su cénit en una maravillosamente cruel secuencia halloweeniana) y le permite pulsar todas las notas de la emoción cinematográfica. "Charlie y la fábrica de chocolate" no sólo es la mejor película de Burton desde "Sleepy Hollow", sino que además logra hacernos sentir a todos igual de maravillados que Charlie Bucket mientras cruza el umbral hacia un mundo de fantasía.
Con la segunda adaptación a la gran pantalla de "Charlie y la fábrica de chocolate", Tim Burton se enfrentaba a uno de los mayores desafíos de su carrera: por un lado, tenía que estar a la altura de las expectativas de millones de espectadores para los que la historia de Dahl (y/o la versión cinematográfica de 1971) forma parte de su disco duro neuronal; por otro, debía contentar a una gran parte de sus seguidores que, tras sus últimos y poco personales trabajos, empezaban (empezábamos) a darle por perdido. Por suerte, Burton ha superado el reto con creces: al igual que hizo con sus otros dos referentes primordiales (Edward Gorey y el Dr. Seuss) en "Pesadilla antes de Navidad", el cineasta ha filtrado la prosa de Dahl a través de su poética personal, convirtiendo el material de partida en algo nuevo a la vez que viejo, en un viaje único a través de un universo imaginario cimentado en la nostalgia pop, en un producto (en suma) puramente burtoniano. Así, este nuevo "Charlie" es Tim Burton en estado químicamente puro: un festival de sabores exóticos que le reconcilia con su portentoso alter ego -Johnny Depp, que en ocasiones parece poseído por el espíritu del mítico Pee-Wee Herman-, le ayuda a descubrir nuevos colores en su paleta creativa, le deja explorar rincones del alma de su protagonista que Dahl había pasado totalmente por alto (la relación entre Willy Wonka y su sombrío padre, que alcanza su cénit en una maravillosamente cruel secuencia halloweeniana) y le permite pulsar todas las notas de la emoción cinematográfica. "Charlie y la fábrica de chocolate" no sólo es la mejor película de Burton desde "Sleepy Hollow", sino que además logra hacernos sentir a todos igual de maravillados que Charlie Bucket mientras cruza el umbral hacia un mundo de fantasía.
11 comentarios
Sunes -
warsaw_79 -
A ver qué tal 'La novia Cadáver¡!!!!
Noel -
Hombre Lobo -
Noel -
¡No diga esas cosas de "Mars Attacks!", por favor se lo pido! A mí me parece, y no exagero, una de las tres mejores películas de los 90.
Hombre Lobo -
1. Mars Attacks! (muy cómica y todo, pero una película que se olvida a los dos días de haberla visto, parece un "straight-to-video".
2. El planeta de los simios (¿necesito recordar que ha sido uno de los remakes más innecesarios, estúpidos, vacuos y maaaalos de la historia?)
3. Sleepy Hollow (aquí, al parecer, no estamos de acuerdo. Personalmente, pienso que la estética de esta película es increíble, pero su PÉSIMO guión, digno de los peores episodios de "Scooby Doo", me la puso por el suelo).
Pero finalmente, después de "Big Fish" (que si me parece buena) y esta, Tim Burton está recuperando prestigio ante mis ojos. A ver con qué nos sale después.
Sengitron -
¡el número del niño de la tele es genial!
Me declaro 'fans' del pequeño gran hombre que encarna a los Oompa Loompa, el actor más currante
de toda la peli.
Noel -
Bannister: A mí "Big Fish" tampoco me gustó un pelo. Esta es como siete mil veces mejor.
Ruina: Una 'standing ovation', diría yo.
La Ruina de la Familia -
bannister -
A ver esta, chatungos...
Bouman -
Viva Tim Burton!!!