Blockbusters '08: "Las Crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian"
Resulta un poco aterrador que Disney esté construyendo toda una gran saga épica para pre-adolescentes en torno a la pérdida de la inocencia, no tanto como idea melancólica, sino como algo deseable. "El Príncipe Caspian", secuela de aquel éxito sorpresa de las navidades de 2005, empieza con los hermanos Penvensie evadiéndose de la guerra real que les rodea a través de un viaje al reino mágico de Narnia, donde les esperan para librar otra guerra, aprender a tomar decisiones críticas y, en general, matar a mucha gente. El director Andrew Adamson y sus guionistas han reducido considerablemente el subtexto cristiano de la primera entrega (y, al parecer, también del original literario), apostando por un tono más juvenil y veraniego, pero el resultado nos deja igual de fríos que las laderas nevadas de "El león, la bruja y el armario": hay magia digital a borbotones, hay planos de batallas espectaculares, hay buen hacer a ambos lados de la cámara... pero no hay pasión, no hay emoción, no hay sangre corriendo por las venas de esta fantasía envasada al vacío. El síntoma más significativo de todo esto es Ben Barnes, joven estrella que ya nos vino bautizado como el nuevo Orlando Bloom, y que es el máximo representante de una nueva tendencia: el actor de carne y hueso que parece generado por ordenador (el león Alsan, un producto CGI, le dobla en carisma). La comicidad involuntaria de las escenas en las que intenta hacer creíble el drama shakespeariano de su personaje no es el único asidero que el espectador podrá encontrar en 140 minutos de épica sub-tolkieniana: por suerte, hay presencias secundarias estimulantes, como ese Sergio Castellito que se deja la piel en un personaje que no merecía tal sacrificio. Al final, lo mejor de blockbusters elefantiásicos como "Caspian" está en que le siguen dando papeles interesantes al gran Warwick Davis. Tan simple (y tan duro) como eso.
VEREDICTO: Todo luce tan bien en la gran pantalla que sorprende la total ausencia de alma en el resultado final, una aparatosa fantasía que pretende seducir al público adolescente con una retórica basada en lo rancio y en el sucedáneo
TERMÓMETRO: (2/5)
6 comentarios
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Noel -
morri -
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Dr Zito -