Amor, infección
Hay fotografías capaces de condensar toda una realidad, toda una época. V-J day in Times Square, tomada el 14 de agosto de 1945 por Alfred Eisenstaedt, simboliza la euforia de una Norteamerica recién salida del trauma bélico a través dos figuras contrapuestas: el marinero (de negro) y la enfermera (de blanco), figuras anónimas y metonimias de un conflicto que acababa para dejar paso a una nueva era. Como no podía ser de otro modo, ambos se besaban en un equilibrio imposible. La cámara de Eisenstaedt congeló y dejó para la posteridad un beso fugaz: la materialización perfecta de un sentimiento tan difícil de expresar con (mil) palabras.
La foto que acompaña a este post, tomada por Alfredo Estrella para la agencia France-Presse, también contiene un beso que explica toda una realidad, la nuestra. Lástima que J.G. Ballard no haya estado aquí (por los pelos) para verla, porque no es descabellado pensar que la hubiera encontrado extremadamente interesante. Sólo el tiempo dirá si esta foto del amor en los tiempos de la fiebre porcina pasará a la historia como lo hizo "V-J day in Times Square", pero a mí no se me ocurre una que defina mejor el estado de la cuestión circa 2010. Que, bien pensado, a ver si llegamos a ese 2010, tal y como se están sucediendo los acontecimientos...
Se me ocurre que en este blog se habla tanto y tan a menudo del Apocalipsis que bien se merece una categoría propia. Quizá la próxima vez (si la hay): por el momento, prefiero resaltar la labor de glosador pandémico que está realizando Absence a través de su Twitter, que recopila algunos de los pensamientos previos al fin que ciudadanos anónimos están virtiendo en la Red. Imprescindible, como también lo es este artículo suyo al respecto. El resto, quizá deberíamos desempolvar "Apocalipsis" ("The Stand"), la novela-río de Stephen King en la que se nos alertaba acerca del Capitán Trotamundos, sus peligros evidentes y sus consecuencias psico-sociales a medio y largo alcance.
3 comentarios
Noel -
Adrian -
Danzante -
(Por supuesto, mi comentario, vía Focoforo, era de coña.)
¡Qué bonito es el amor en tiempos de fiebre porcina!