La rotura galáctica
No hay otra saga mediática como "Star Wars": la mitología creada por George Lucas admite fans con actitudes súmamente contrapuestas, desde el talibanismo más intolerante hasta la iconoclastia hecha desde el amor. Estos últimos tiempos, en los que los productos oficiales parecen estar abriéndose cada vez más a la heterodoxia, se oyen cada vez más los gritos desesperados de los que piensan que alguien está triturando su nostalgia. De todos modos, la rotura galáctica no es un fenómeno propio del nuevo milenio: ya la tercera entrega de la (para muchos, intocable) saga original fue polémica entre el núcleo duro de los fans, por no hablar del trauma que supuso "La amenaza fantasma" (1999), auténtica bestia negra del Fan de Toda la Vida.
Es posible que "Star Wars: Clone Wars" (2008) haya sido para muchos la gota que ha colmado el vaso. Incluso ese porcentaje de Fans de Toda la Vida que acabaron abrazando el cambio y reconociendo las virtudes de la nueva trilogía han abominado de una serie de televisión (cuyos primeros tres episodios fueron reeditados en forma de largometraje) que no tiene ni rastro del estilizado sentido de la maravilla de Genndy Tartakovksy. De hecho, es muy posible que "Star Wars: Clone Wars" actúe como brecha generacional: su animación de síntesis, sus destellos de humor pueril y su escasa ambición narrativa (aquí lo importante son los sables láser y las cosas que explotan) atrerán a las nuevas generaciones, pero dejarán atrás a los que crecieron con algo que, no lo olvidemos, era una puesta al día de la añeja space opera. Si "Star Wars" es una saga mutante, "Clone Wars" es su último salto evolutivo, tan cercano a las películas canónicas como a los videojuegos que estas inspiraron. A un servidor no le parece un mal trabajo: de hecho, es mucho más refrescante que "El poder de la Fuerza", proyecto multimedia que se antojaba revolucionario y ha acabado siendo una nota a pie de página. La serie de Cartoon Network funciona mejor en la pequeña pantalla y en cápsulas de veinte minutos que como película, pero su cascada de batallas estelares, combates jedi y Hutts progresivamente más grotescos supone una experiencia placentera en cualquier formato.
Cuando comprobé el odio que despertaba "Star Wars: Clone Wars", me preguntaba si no sería el único que pensaba que era la apuesta más moderna y decididamente cool de una saga que se niega a quedarse anclada en la nostalgia de los que crecieron con ella (yo, por una cuestión cronológica, soy un fan muy, muy tardío). Por suerte, me equivocaba: el estreno de la serie ha hecho que muchos recapaciten y le den una segunda oportunidad. Además, el diseñador Mac Ecko ha creado una nueva línea de camisetas y sudaderas que, muy probablemente, harán que la imagen de Darth Vader en la ropa deje de ser un distintivo geek. Sin duda, es un buen momento para la iconoclastia galáctica. E, inevitablemente, también para la rotura galáctica.
2 comentarios
Poncho -
Alvy Singer -