"Oh, James": Review de "Casino Royale"
A la hora de intentar dotar de vida a una franquicia moribunda, sus productores siempre optarán por el camino fácil antes que por el complicado. Al fin y al cabo, es más seguro incrementar la dosis de espectacularidad e incluir una generosa ración de referencias para el fan de toda la vida ("Muere otro día", 2002) que atreverse a darle a la saga lo que realmente necesita: una radical transfusión de sangre que resucite algo a lo que muchos ya le han extendido el certificado de defunción. No obstante, una cosa es incluir pequeñas (pero, aparentemente, muy aparatosas) variaciones en un mismo tema, y otra muy distinta es atreverse a cambiar por completo de partitura. La duda siempre será si la música seguiría sonando igual tras emprender el camino complicado.
Los primeros veinte minutos de "Casino Royale" (película que ha tomado el camino complicado y ha alzanzado la brillantez) deberían bastar para constatar que, de hecho, la música suena mejor que nunca: con un pie puesto en la tradición y el otro (bien firme) en ese futuro al que los últimos Bonds parecían tenerle miedo, nuestro nuevo hombre secreto parece haberse liberado, por fin, de esa losa formal que le convertía en poco menos que un fósil viviente. En ese sentido, este "Bond 21" va mucho más allá de lo que lo hacía la estimable "GoldenEye" (1995): si aquella pretendía reflotar momentáneamente al personaje para adaptarlo a los tiempos post-Guerra Fría, "Casino Royale" propone un radical cambio de paradigma que no sólo afecta (de manera profunda y permanente) al fondo, sino también a la forma. Así, estamos ante la primera película de la saga que opta por lo físico antes que por el artificio en las escenas de acción, una decisión que contribuye a resaltar el tono eminentemente adulto que Martin Campbell y su trío de ases (Neal Purvis, Robert Wade y Paul Haggis) le imprimen a esta primera aventura que, al contrario que la reciente precuela de "La Matanza de Texas", no se conforma con incluir un par de codazos cómplices para el espectador avezado (De modo que ASÍ fue como consiguió el Aston Martin...), sino que reformula el mito casi de arriba a abajo. Estamos muy lejos de ese superagente brosniano que no se despeinaba ni a bordo de un tanque: este Bond sufre, jadea, tose, suda, sangra, vomita y siente. Definitivamente, esto no es el gracejo camp de Roger Moore. Esto es Daniel Craig.
"Después, (Bond) se durmió. Y, una vez que su cordialidad y el calor de sus ojos se extinguieron, sus rasgos se tornaron una máscara taciturna, irónica, brutal y fría". Estas fueron las palabras que utilizó Ian Fleming para describir a 007 en la fundacional novela que inspira esta película: si no las hubiera escrito décadas antes de que Craig se hiciera con su papel protagonista, cualquiera podría pensar que Fleming estaba realizando una descripción endiabladamente precisa del actor. No es arriesgado afirmar que, por primera vez, tenemos a un Bond cinematográfico que realmente se asemeja al complejísimo asesino con sentimientos (o algo muy parecido) de las novelas, y sé muy bien lo que estoy diciendo y todo lo que ello implica. Puede que Craig aún no se haya hecho del todo con el personaje (esperad al ya anunciado "Bond 22"), pero sus maneras y su extraña forma de carisma tienen más que ver con el Batman de Frank Miller que con cualquier otro actor que haya encarnado a James Bond. No es el único intérprete que consigue dotar de alma a su personaje, en una saga que hasta ahora se había caracterizado por su amor hacia el arquetipo: Eva Green también logra componer una singular femme fatale de mirada galvánica sin por ello dejar de ser el ideal de Chica Bond que cualquier fan masculino de la saga tiene en mente. Es posible que ese afán por revelar facetas ocultas de unas convenciones que ya asimilamos hace mucho tiempo sea el secreto del éxito de "Casino Royale", además de la razón por la que se constituye en la entrega más moderna de la saga. Y eso es algo que, a veces, consigue hasta sin proponérselo: es posible que más de un gafapasta vaya a pensar la tortura con la que Le Chiffre honra a 007 es una reinterpretación posmoderna de la mítica secuencia de "I expect you to die!" que Gert Fröbe bordó en "Goldfinger" (1964), pero lo cierto es que ya figuraba, tal cual, en la novela de Fleming. Y lo mismo va para la despiadada, contundente réplica final que nuestro hombre le dirige a M: hay veces en las que, si la partitura es buena, lo único que hace falta es saber encontrar los instrumentos adecuados.
VEREDICTO: Espectacular, sólida y sorprendentemente emocionante, "Casino Royale" reformula y añade capas de complejidad a un icono de la cultura popular que ya creíamos extinguido. Olvídate de "Superman Returns": esta es la auténtica película de superhéroes de 2006.
17 comentarios
Vigalounge -
Noel -
Por cierto, un honor tenerle por aquí ;)
Vigalounge -
Jaime Lorite -
Un saludo
morri -
Pero con esta crítica, y el cambio de actor principal, del estilo de guión y todo, entran ganas de verla.
EKI -
Jaime Lorite -
Por cierto, ¿habéis visto alguno "Flags of our Fathers"?
freddyvoorhees -
Noel -
Adrian -
Alvy Singer -
Paul Haggis, un as. ¡Me ha sorprendido! Estos días más que nunca Haggis y yo nos podemso reconciliar (en realidad Million Dollar Baby ya no me gusta tanto, me parece muy normal pasado el arranque inicial de hace casi dos años) porqué veré dos películas con su nombre en breve tiempo. Yo confio en Clint y en Campbell.
¡Un saludo!
freddyvoorhees -
EKI -
Y esa oscuridad que comentas, en tiempos de Metal Gears, Splinter Cells y sobretodo de Jack Bauers, pues era lo que necesitaba para recuperar credibilidad y no convertirse en una version adulta de Spy Kids.
Cuando la saquen aqui, de cabeza ire a erla :P
Noel -
Ro -
puede pasar de ser el mas cuestionado James Bond a ser considerado el mejor. Quiero ver ya a este James Bond, humano como nunca.
kalimero -
QUIERO VERLA YA!!!!
Saludos mezclados, no agitados.
Jónatan S. -