Placeres culpables: El disco sin título de Blink 182
Tras un (involuntario, pero cada vez más frecuente) parón de 24 horas debido a problemas técnicos, recupero una de las secciones más olvidadas de este blog: aquella en la que confieso, sin ningún tipo de pudor ni sentido del ridículo, mis placeres culpables. Recordad que aquí os estoy abriendo mis malditas entrañas, así que no estaría nada bien reíros de mí cuando os cuente cosas como que, por ejemplo, me entran ganas de llorar cada vez que veo el final de "A.I. Inteligencia Artificial". Por ejemplo. Pero basta de divagaciones y entremos directamente en materia.
Existen dos errores graves que la gente suele cometer a la hora de referirse al último disco de Blink: a) no es un disco homónimo, sino un disco sin título; b) no es, definitivamente, una moñada. El hecho de que la banda firmase un álbum completamente desprovisto del sentido del humor (grueso) que siempre les ha caracterizado no significa que hubieran saltado el tiburón. (Paréntesis: la expresión saltar el tiburón es empleada por los teléfagos anglosajones para referirse a una serie que ha perdido su esencia. La frase tiene su origen en un vergonzoso capítulo de "Happy Days" en el que Fonzie saltaba, literalmente, un tiburón mientras hacía esquí acuático. Los fans de la serie se dieron cuenta entonces de que el espíritu de "Happy Days" se había desvirtuado y los guionistas habían caído en la autoparodia involuntaria, por lo que utilizaron esa frase para referirse a toda serie que haya reemplazado a un actor sin que el resto de los personajes se den cuenta, que haya añadido un nuevo y más juvenil personaje al reparto, que haya empezado a tratar temas dramáticos cuando siempre había sido una comedia o que haya roto la tensión sexual no resuelta entre los dos personajes principales. Fin del paréntesis). Cierto es que en este disco no hay ni una sola canción chorra, pero eso no significa que el grupo se haya convertido en unos Coldplay cualquiera: cada corte de este álbum tiene la misma fuerza que un Katrina pop punk, incluso los temas más introspectivos. Aquí no hay sitio sentimentalismo barato ni para los ripios facilones: la mayoría de las canciones del disco son temas de amor, pero son temas de amor que eluden la obviedad y son capaces de conmovernos a la primera escucha con sus guitarras atronadoras y sus letras oscurísimas.
El referente primordial de este trabajo está bastante claro, pero el propio Robert Smith aparece en "All of This" por si a alguno no le quedaba claro del todo: este disco es la joint venture entre la alegría triste de los mejores discos de The Cure y la rabia juvenil de unos Blink 182 que ya dejaban de ser muy juveniles. Muchos grupos han intentado hacer lo mismo (quizá My Chemical Romance sea el que más se ha acercado), pero nadie lo ha conseguido de una manera tan coherente, natural y (por qué no decirlo) perfecta que Blink: temas como "I'm Lost Without You", "Always" o "Here's Your Letter" son grandísimos ejemplos, pero no hay duda de que la sublime "I Miss You", con su atmósfera gótica y su arrebatadora letra, es la que se lleva la parte del león (mi canción de amor favorita de ahora mismo, amigos y vecinos, y eso que a mí las canciones de amor me suelen gustar más bien poco...). Por supuesto, también hay espacio para las descargas de energía purísima marca de la casa: "Feeling This", "Go", "Violence", "Easy Target" o "Stockholm Syndrome" no tienen nada que envidiarle a clásicos como "Aliens Exist" o "The Rock Show" (bueno, quizás el humor...). El problema es que la casi segura (y tristísima) separación de Blink 182 a finales de este año nos va a dejar con la duda de si esta soberbia prueba de madurez era el inicio de una nueva etapa en la banda o un islote de seriedad dentro de su carrera.
Existen dos errores graves que la gente suele cometer a la hora de referirse al último disco de Blink: a) no es un disco homónimo, sino un disco sin título; b) no es, definitivamente, una moñada. El hecho de que la banda firmase un álbum completamente desprovisto del sentido del humor (grueso) que siempre les ha caracterizado no significa que hubieran saltado el tiburón. (Paréntesis: la expresión saltar el tiburón es empleada por los teléfagos anglosajones para referirse a una serie que ha perdido su esencia. La frase tiene su origen en un vergonzoso capítulo de "Happy Days" en el que Fonzie saltaba, literalmente, un tiburón mientras hacía esquí acuático. Los fans de la serie se dieron cuenta entonces de que el espíritu de "Happy Days" se había desvirtuado y los guionistas habían caído en la autoparodia involuntaria, por lo que utilizaron esa frase para referirse a toda serie que haya reemplazado a un actor sin que el resto de los personajes se den cuenta, que haya añadido un nuevo y más juvenil personaje al reparto, que haya empezado a tratar temas dramáticos cuando siempre había sido una comedia o que haya roto la tensión sexual no resuelta entre los dos personajes principales. Fin del paréntesis). Cierto es que en este disco no hay ni una sola canción chorra, pero eso no significa que el grupo se haya convertido en unos Coldplay cualquiera: cada corte de este álbum tiene la misma fuerza que un Katrina pop punk, incluso los temas más introspectivos. Aquí no hay sitio sentimentalismo barato ni para los ripios facilones: la mayoría de las canciones del disco son temas de amor, pero son temas de amor que eluden la obviedad y son capaces de conmovernos a la primera escucha con sus guitarras atronadoras y sus letras oscurísimas.
El referente primordial de este trabajo está bastante claro, pero el propio Robert Smith aparece en "All of This" por si a alguno no le quedaba claro del todo: este disco es la joint venture entre la alegría triste de los mejores discos de The Cure y la rabia juvenil de unos Blink 182 que ya dejaban de ser muy juveniles. Muchos grupos han intentado hacer lo mismo (quizá My Chemical Romance sea el que más se ha acercado), pero nadie lo ha conseguido de una manera tan coherente, natural y (por qué no decirlo) perfecta que Blink: temas como "I'm Lost Without You", "Always" o "Here's Your Letter" son grandísimos ejemplos, pero no hay duda de que la sublime "I Miss You", con su atmósfera gótica y su arrebatadora letra, es la que se lleva la parte del león (mi canción de amor favorita de ahora mismo, amigos y vecinos, y eso que a mí las canciones de amor me suelen gustar más bien poco...). Por supuesto, también hay espacio para las descargas de energía purísima marca de la casa: "Feeling This", "Go", "Violence", "Easy Target" o "Stockholm Syndrome" no tienen nada que envidiarle a clásicos como "Aliens Exist" o "The Rock Show" (bueno, quizás el humor...). El problema es que la casi segura (y tristísima) separación de Blink 182 a finales de este año nos va a dejar con la duda de si esta soberbia prueba de madurez era el inicio de una nueva etapa en la banda o un islote de seriedad dentro de su carrera.
7 comentarios
blink _amor verdadero -
rul.fan.blink -
no lo olviden son los mejores..
saludos fans de blink
arturo merlos -
Noel -
Hombre Lobo -
Noel -
Y "A.I." tiene un tramo final tristísimo, pero los últimos minutos son brutales: a mí me dejaron planchado la primera vez que los vi.
Javi -
Por cierto, ¿ese "Stockholm Syndrome" es una versión de la gloriosa canción de igual título de Yo La Tengo?