La gamberrada
No busquéis en este blog comentarios sobre "Sexykiller": todo lo que tenía que decir sobre ella está en esta microcrítica, mucho más contenida de lo que puede parecer a simple vista (fue extremadamente difícil escribirla sin soltar ni una sola palabrota). Revisándola, me he dado cuenta de que aparece un término que prometo no volver a utilizar nunca más: "gamberro". De acuerdo, está usado de manera peyorativa (el alumno gamberro de primero de Comunicación Audiovisual es, al menos en mi cabeza, un personaje de "Tesis"), pero eso no justifica nada. Además, tengo una buena razón para rechazar esa palabra: ayer escuché a un crítico referirse a "Sexykiller" como "una gamberrada muy simpática". Y, bueno, me dieron ganas de dejar de seguir viviendo.
Lo gamberro es el Mal, pero una forma extremadamente inocua de Mal. No se me ocurre una manera peor de describir algo. Mario Vírico, el ilustre fundador de MicroCritic, hace algo que podría ser considerado lo opuesto a la gamberrada: lo suyo es el terrorismo de francotirador. Su último post, The party’s over (I), es una honesta y nada complaciente reflexión sobre todo lo que huele a podrido en la blogosfera (que, creedme, es mucho). Es algo sobre lo que ya teorizó el Doctor Zito y que debería estimularnos a hacer algo de una maldita vez por todas. De lo contrario, puede que nuestra esperanza de vida sea de unos dos años. Como mucho.
No es una manera precisamente alegre de despedir la semana en "El Emperador de los Helados", así que recordemos que hoy se estrena "Quemar después de leer", que no es una gamberrada y que, definitivamente, no es "Sexykiller".
17 comentarios
carlos santana -
Saludos cordiales
Cognito -
No al apriorismo!!
amigo -
Ike Janacek -
Noel -
Dr Zito -
Libertino -
Ike Janacek -
Tones -
Anónimo -
amigo -
Libertino -
Pruebe a ver Prime Time. No le digo más.
Tones -
Mario Vírico -
En cuanto a lo del respeto, esto funciona como en todas partes: cada uno recibirá el que ofrezca.
Ike Janacek -
Pero que me disculpe el señor Vírico ya que muy probablemente me equivoque ¿no? (¡santo cielo! ¿le habré perdido el respeto a un pope de la sacrosanta blogocosa?)
Tanto el post del Dr.Zito como el de Mario Vírico me recuerdan los días en que algunos hacíamos fanzines a base de fotocopias. También entonces salía alguno con aquello de "(esto) debería ser el nuevo periodismo punk", o los típicos manifiestos de turno del rebelde con causa. (Imaginen dónde están acomodados ahora la mayoría de los ideólogos de aquellas movidas.)
Creo que la "blogosfera" es una evolución de todo aquel mundillo propiciada por las herramientas tecnológicas. Que el relevo venga en forma de híbrido de Twitter, podcast, screencast, o tuttocast, es lo de menos. Formatos hay de sobra y siempre habrá ganas de comunicar; pero sobre todo ganas de saber más y de DISFRUTAR compartiendo.
¿Esperanza de vida de dos años? Yo diría que para los mediocres mucho menos. Para los GRANDES (sí, con mayúsculas) como Noel, será la que ellos quieran.
Menuda crítica fina y ácida se ha marcado usted sobre el bodriazo de Sexykiller. Ejemplar, de las que da gusto leer.
Hala, y como ya estoy dando la brasa me despido deseándoles un buen fin de semana. :D
morri -
El problema más grave es que los comentarios de los blogs probablemente no son la referencia en cuanto a los lectores reales. Es muy fácil que éstos se llenen de comentarios cortos para rellenar y a ver si alguien clicka en su web.
Yo tampoco le veo mucho futuro a la blogosfera como Dr.Zito y siempre le digo a la gente que se crea un blog que lo haga si va a tener la fuerza de voluntad de seguir y si tiene algo que decir. Si no tienen nada que decir les digo que mejor se queden callados.
Por cierto, usted Noel que dijo que el blog sería un experimento de un solo año y aquí está aún y seguirá. Le queda mucha vida a este blog, sin duda.
Mario Vírico -
El texto de Zito, ya lo he comentado con diversas personalidades, es seguramente el texto más lúcido y necesario habido en lo que va de año y posiblemente de blogosfera. Reflexionar sobre la vida ya tiene nombre (Existencialismo), Zito abrió vereda dentro de nuestro propio hábitat. Después de leerle a él sólo queda decidir entre entregarse o reafirmarse; yo opto por algo de lo primero, pero me afianzo en lo segundo. El Emperador de los Helados, sin ir más lejos, es uno de esos álbumes de genialidades que no querría que desaparecieran bajo un tsunami informático. Aquí hay sustancia, ergo usted sobrevivirá.
Espero poder ampliar ese primer capítulo con la precisión adecuada. De momento me quedo en el agradecimiento, que me ha levantado bastante los ánimos.