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El miedo coyuntural

El miedo coyuntural

Tremendamente lúcido el artículo sobre el estado actual del cine de terror que firma el ídolo Kim Newman en el Sight & Sound de mayo. Se titula "Horror Will Eat Itself" y comienza con la confesión, brutalmente honesta, de un experto en cine de terror que teme estar convirtiéndose en Dennis Gifford (paradigma británico del crítico carca y über-nostálgico). Su tesis es que el cine de terror de su infancia y adolescencia abría vías expresivas, capturaba el zeitgeist sin aparente esfuerzo y (sobre todo) era capaz de remover algo en lo más profundo de los espectadores. Newman lamenta que al género le cueste tanto conseguir clásicos coyunturales (pero, también, eternos) como "La matanza de Texas" (1974) o "La última casa a la izquierda" (1972), optando por volver a rodarlos en versiones incapaces de recontextualizar los sustos de los originales o, ya que estamos, de dar miedo. El autor recuerda que el horror se ha alimentado de remakes, secuelas y derivados desde sus mismos orígenes (ahí están las diferentes versiones silentes del mito del golem o los megamixes de monstruos de la Universal), pero ahora ha llegado a un punto en el que filmes originales como el de "La Semilla del Mal" (2008) parecen remakes.

Otro ejemplo: hoy han aparecido las primeras imágenes de Dead of Night, adaptación de los fumetti creados por Tiziano Sclavi en la que Brandon Routh interpreta a Dylan Dog. El fan del original, consciente de que un proyecto así sólo podría resultar interesante en manos de un director como Dario Argento, no necesita más datos para saber que el resultado final va a estar lejos no ya del espíritu del Sclavi, sino incluso de "Dellamorte Dellamore" (1994). Quizá el problema es que ya quedan muy pocos autores de terror: los viejos zorros se apagan y los jóvenes leones... Bueno, digamos que cada vez es más raro que aparezca un joven león. Newman afirma que solamente Eli Roth ha conseguido crear un filme de terror realmente relevante para los tiempos que corren: "Hostel" (2005), del que ya nos podemos imaginar un remake dentro de diez años. Por supuesto, el autor reconoce que aún vemos destellos de originalidad de vez en cuando. Este año, sin ir más lejos, tenemos "Déjame entrar", película con la que tengo algún problema grave, pero que considero extremadamente valiosa. La conclusión de su artículo es algo perturbadora: en los años setenta, el mensaje de una película de terror tipo solía ser que hay algo que va increíblemente mal en la sociedad. En esta década, en cambio, el terror nos explica que el problema está en Los Otros. El solipsismo y la misantropía pueden ser las claves de la era del sampler terrorífico.

6 comentarios

Noel -

Supongo que el lamento de Newman se circunscribe en exceso al ámbito del terror mainstream norteamericano. De hecho, cita "Déjame entrar" como ejemplo de peli de terror redonda (ya, ya) y señala a la industria española como una de las más potentes. Y Rob Zombie no es santo de su devoción... ¡Nadie es perfecto!

sergio -

No comparto eso de que se esté intentando en vano hacer clásicos en la estela La Matanza de Texas o La última casa (y lo de los remakes no es siempre una cuestión mercantil. No todos ambicionan exactamente lo mismo: taquilla y ya)... y aún menos eso de que sólo Eli Roth con Hostel (!!) ha demostrado ser un enfant terrible con una película relevante (!!!). Neil Marshall, Greg McLean, Cristopher Smith y los gabachos Bustillo y Maury son ejemplos que han sabido llegar lejos, con personalidad y adaptándose a la coyuntura social o sólo siendo coherentes con los tiempos, el cine de terror y ellos mismos (bien educados y curtidos). Pero Rob Zombie no es un ejemplo de cómo llegar lejos con personalidad, riesgo y frescura, sino el ejemplo mismo. No hablemos ya de casos aleatorios realmente relevantes para la reputación del terror moderno como el de la indispensable aunque incomprendida My Little Eye, Five Across the Eyes y otras que me dejo. Y vamos, más casos concretos de directores debutantes, como la reciente Splinter, dicen mucho a favor del género, por supuesto, mucho más vivo y en buena salud hoy que hace veinte años.

El perímetro del cine de terror actual es muy amplio y está muy poblado. No vale eso de lamentarse como si ahora estuviéramos en los 90. El terror de la década del 2000 da para varios libros estupendos.

sobotk -

Una analogia curiosa sobre el cine de terror y la inmigracion la hace Ken Loach en En un Mundo Libre: La malvada explotadora de sin papeles disfrutaba en su home cinema de Dog Soldiers...Vision interesada pero en este caso muy parecida a lo que dices.

Hombre Lobo -

Mejor no se podía decir. Y en cuanto a "Dead of Night", el sólo hecho de que fuera rodada en Estados Unidos ya auguraba problemas, puesto que allí, por motivos legales, Groucho no puede ser Groucho (no hay más que ver la edición americana de Dark Horse). En fin, que cualquier similitud con el personaje de Sclavi será mera coincidencia.

Manuel Márquez -

Me temo, compa Noel, que las reflexiones del señor Newman son extrapolables a la práctica totalidad de la producción cinematográfica mundial, y no sólo a la de ese género en concreto. La creatividad es arriesgada, y la industria arriesga poco, lo justo (o algo menos...). Y así le pinta a esto.

Saludos cordiales.

EKI -

"La conclusión de su artículo es algo perturbadora: en los años setenta, el mensaje de una película de terror tipo solía ser que hay algo que va increíblemente mal en la sociedad."

Yo añadiría incluso que a día de hoy, las películas de terror en sí (y no sus mensajes) son uno de los síntomas que revelan que hay algo que va increíblemente mal en la sociedad.