David Foster Wallace (1962 - 2008)
No sé cómo empezar este post. Quizá lo mejor sea afrontar lo obvio: DFW ha muerto. Ya no hay, ya no habrá más DFW. Uno de los mejores literatos norteamericanos de todos los tiempos (no digo esto porque esté conmicionado: ya lo decía cuando él estaba vivo) se suicidó en su casa de California en algún momento del viernes 12 de septiembre de 2008, y su cuerpo (ahorcado) fue hallado por su mujer a las 21.30 de ese mismo día. De momento, se desconocen las razones que le llevaron a tomar esa decisión.
Foster Wallace es el autor de mi novela preferida, "La broma infinita" (1996, editada aquí por Mondadori). También era un ensayista magnífico, como demuestra su insuperable "E Unibus Pluram", una influyente y asombrosamente lúcida reflexión sobre los vasos comunicantes que unen la televisión y la literatura de ficción norteamericana de los últimos años (incluido en algunas ediciones de "Algo supuestamente divertido que nunca más volveré a hacer", de 1997). Su afán por superar la posmodernidad le llevó a darle una segunda parte al "Lost in the Funhouse" de John Barth, titulada "Hacia el Oeste, el avance del imperio continúa" (1989) y, en muchos sentidos, superior al original. Llevaba propulsando la ficción histérica hasta cotas insólitas desde su primera novela, "The Broom of the Sistem" (1986), en un camino de perfección progresivamente más complejo que culminó en "Extinción" (2004), una colección de relatos que iban de lo impenetrable a lo absolutamente magistral. Escribió un tratado, "Everything and More" (2003), sobre la noción matemática del infinito. Convirtió a iconos y enclaves de la cultura popular, como la sala de espera del show de David Letterman o los premios pornográficos AVN, en material para confeccionar alta literatura. Fue capaz de resultar increíblemente interesante al tratar asuntos como la gramática anglosajona (y su obsesión con ella) o el monólogo interior de una persona compulsivamente deprimida. Convirtió las notas a pie de página en auténticas subestructuras dentro de sus trabajos principales. También era profesor de escritura creativa en la universidad de Pomona y escribió algunas ideas incómodas (seguramente, su último trabajo publicado) sobre lo que significa sentirse seguro en la Norteamérica contemporánea para el número de noviembre de la revista "The Atlantic".
Es una noticia trágica, muy trágica, para todos los que seguíamos y admirábamos su elegante, intrigante prosa. Es muy probable que su muerte haga que pasajes de "La broma infinita" o cierto relato de "Entrevistas breves con hombres repulsivos" (1999) se vuelvan aún más perturbadores. De lo que no cabe la menor duda es de que DFW deja un hueco inmenso e irremplazable en el panorama literario actual, cada vez menos dado a la experimentación y al arte casi perdido de desafiar al lector en cada página.
12 comentarios
jvol -
hommeiniac -
Noel -
Grom el Único -
Por cierto, acabo de leer "Viajes por el Scriptorium" y, sin ánimo de parecer cruel, ¿no podría haberse ahorcado Paul Auster?
Interior Noche -
Hongos -
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Alvy Singer -
Dussander -