No estaba muerto...
... tan solo sin internet. Es un problema realmente grave (nos hemos quedado sin línea telefónica en todo el edificio y nadie sabe cuándo nos la arreglarán), así que tengo una excusa y una muy buena razón para no prodigarme mucho por aquí en, digamos, los próximos siete días. Ir a un cibercafé o a la biblioteca a ver youtubes bufos no es la experiencia más recomendable del mundo, pero es prácticamente lo único que hecho en línea durante estos últimos días (de ahí que este blog estuviese tan abandonado, lo siento). Pero eso no significa que no hayan sido días interesantes, intensos y únicos. Ahora mismo, recuerdo el evento mondopixeliano del viernes, que reunió a algunos de los mayores titanes de todo este país (la mayoría de los que no estuvieron aquí fueron a la presentación de Barcelona, así que nada) y fue una experiencia refrescante de la que, además, salimos con chapas supercool, cortesía de eunice. Por supuesto, ya me compré el primer volumen y lo estoy devorando a conciencia en estos momentos. Bueno, en estos precisos momentos no, porque estoy escribiendo esto en el cibercafé. Pero, bueno, ya me entendéis. Me voy a levantar a por un Red Bull antes del próximo párrafo, que aún me quedan treinta minutos. Hablemos de cine: "Ella es el partido" es regulera, Ellos robaron la picha de Hitler es extraordinaria. Las distinguiréis, entre otras cosas, porque una se ha estrenado en cientos de cines y la otra la ponen en una única sala de Madrid (ignoro cómo estará la cosa en el resto de España). Así que, si solo puedes ir a ver una película esta semana, asegúrate de que sea una en la que salga Silvia Superstar, en lugar de una en la que salga Renée Zellweger. Como si hiciera falta avisar de eso, ¿verdad? La última cosa reseñable de esta semana que consigo recordar ahora mismo fueron los MTV Movie Awards 2008, una gala un poco sosa para los niveles de excelencia a los que estamos acostumbrados, pero plagada de momentos realmente memorables. El primero lo tenéis arriba y no hace falta añadir absolutamente nada más: es, desde el mismo momento en que se emitió, historia de la televisión. El segundo es el sketch de Tropic Thunder: puro, puro, puro genio. Por último, Mike Myers vuelve a hacer que nos preguntemos por qué demonios no hace más películas con este estratosférico personaje: el momento en el que cuenta lo de su testículo es para hacerte daño riendo. Así que esto (más potras muchas cosas que me guardo) está siendo mi vida sin internet. Ahora ya casi sé cómo se las arreglaban los señores del siglo pasado. Aunque el hecho de que pudieran pasar un día entero sin ver youtubes bufos sigue siendo un completo misterio para mí.
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