Que el buen Señor encienda una luz en ti
Hay una manera de estudiar la evolución de los Rolling Stones que podría complementar a una sesión intensiva de sus discos en orden cronológico: revisar (o, en algunos casos, descubrir) su peculiar filmografía, que acaba de sumar una nueva entrada con Shine a Light, impresionante jam session entre la banda y Martin Scorsese que llegará próximamente a nuestras pantallas. Lejos de la furia del "Gimme Shelter" de los hermanos Maysles o el "Sympathy for the Devil" de Godard, el último documental de los Stones es una pieza más reflexiva, donde las tormentas de energía que desatan en el Beacon Theater de Nueva York se ven complementadas por viajes al pasado (en forma de un material de archivo gloriosamente seleccionado) que funcionan casi como flashbacks en un cómic de superhéroes crepusculares. En ese sentido, los Stones han llegado a un lugar al que el cine beatle nunca pudo llegar, pero eso no signfica que "Shine a Light" sea un documental mustio y deprimente. Nada más absolutamente lejos de la verdad: es la crónica de cuatro músicos que no pueden (ni deben) parar, que siguen manteniendo la misma energía escénica que cuando eran unos jóvenes impresionados por haber durado dos años en el negocio. Sobre el escenario, Jagger, Richards, Watts y Wood son cuatro titanes que siguen hacia delante, llevando con una naturalidad sin precedentes el peso de su leyenda.
Durante sus extraordinarios primeros quince minutos, "Shine a Light" no sólo demuestra que también es una película de Scorsese, sino que incluso podría interpretarse como una película sobre Scorsese. ¿Qué ocurre cuando un control freak se enfrenta a un grupo fundamentalmente anárquico, incapaz de proporcionarle la lista de las canciones que van a tocar hasta segundos antes del concierto? El autor de "Taxi Driver" sabe colocarse discretamente tras las cortinas cuando comienza la actuación, hasta el punto de hacerse casi invisible para el espectador poco atento. No obstante, Scorsese está ahí, sincronizando su sentido de la intensidad con el de Mick Jagger, mimando convenientemente a las estrellas invitadas y logrando que nos sintamos como si realmente estuviésemos en el escenario. El resultado final es una experiencia fundamentalmente satisfactoria, dotada de un arrebatador halo cool —es el mundo de Keith Richards, nosotros sólo vivimos en él— y un puñado de canciones excelentes. Sobre todo, "Shine a Light" me ha servido para derribar algunos prejuicios sobre la etapa más reciente de las carreras de los Stones y Scorsese: con una media de edad de 64 años, estos cinco tíos siguen saliendo ahí fuera para enseñarnos a todos cómo se hace.
3 comentarios
Noel -
De todos modos, en los primeros minutos de "Shine a Light" queda absolutamente claro que es Marty quien quiere más control y Jagger quien se lo toma con calma.
Adrian -
Ike Matusalén -