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Los archivos de EL EMPERADOR DE LOS HELADOS

Mi psicópata favorito: Alvy Singer

Mi psicópata favorito: Alvy Singer

No me hacen falta, en principio, muchas piruetas para señalar a Frank Kovak como el mejor psicopáta, al margen de las cuestiones icónicas, que ha pasado por el cine último. Las verdaderes volteretas vienen a costa de que al personaje le tocó estar de secundario en una obra en la que se hablaba de su labor en un tono crepuscular y en la que, lamentablemente, Lucía Jiménez cantaba "Gloomy Sunday". Pero todo esto que cuento es una derrota: la del director Monzón contra la del maquiavélico villano que tejió. Fue Frank Kovak, criado por la CIA (como ya manda el canon) y centroeuropeo ven(d)ido al resentimiento (en una línea de venganza tercermundista irresistible), el psicopáta por terminar confiando en que la ficción alterada (que no es otra que nuestra realidad) era cosa de lenguaje y un escritor de ciencia ficcion. No se trata de la belleza de su causa, ni de la frialdad de la elipsis de sus actos (porqué Monzón, nuevamente derribado sólo nos vuelve a mostrar una historia de forma privada) sino que un psicopáta capaz de escoger Gloomy Sunday (la Hungarian Suicide Song) de Billie Holiday (esquivando cualquier otra versión, en un acto de elitismo más que de facilidad, díficilmente reconocible para los que no saben quién fue ella) cómo canción capaz de ser himno a la melancolía, a precioso y romántico apocalipsis de nuestra realidad azarosa tiene un paladar fácilmente deshechable: Kovak se mueve gustoso en la sombra más absoluta, en la victoria de la falta de ego (no convierte su enfermedad nunca en un recurso, típicamente jigsawaiano, de causa moral: más bien busca la contrapartida al resorte narrativo de la historia del Otro) para mutar con su entorno.

"¿Realmente crees que tienes elección?"
FRANK KOVAK

- Por el barón Alvy Singerstein

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