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El horror de East End

El horror de East End

Uno de los mejores libros que he leído este año es Jack the Ripper and the London Press, de L. Perry Curtis, Jr., un exhaustivo y fascinante estudio sobre el impacto de los asesinatos de Whitechapel en la prensa victoriana. Como ávido devorador de todo material mínimamente relacionado con Jack que cae en mis manos, no puedo más que rendirme ante una obra que deja muy de lado las teorías y el quién-lo-hizo para centrarse en un fenómeno decisivo para la construcción de ese (frenético, paranoico) estado mental en que se convirtió el East End londinense durante la segunda mitad de 1888. La prensa londinense y, especialmente, su impacto en los lectores de toda Gran Bretaña contribuyó de forma fundamental en la forja del mito del Destripador (ahí tenemos la catarata de cartas falsas que llegaron a Fleet Street entre los asesinatos de Liz Stride/Catherine Eddowes y Mary Jane Kelly, el ejemplo más diáfano y significativo del estado febril en el que Jack sumió a las buenas gentes de Londres), pero también en la forja de la figura del asesino en serie, un acontecimiento para el que los periódicos británicos no estaban ni remotamente preparados (¿cómo iban a estarlo?). Ahí reside el motivo por el que este brillante estudio trasciende la categoría de Ripperature del montón: Alan Moore estaría de acuerdo en que su autor nos está hablando, en realidad, del nacimiento del siglo XX (o, al menos, de uno de los fenómenos más característicos del siglo XX).

Perry Curtis, Jr. consigue hacer interesante lo que, en otras manos, hubiera sido un coñazo con pretensiones: es posible que muchos lectores encuentren accesorios sus capítulos sobre el periodismo de sucesos británico o el ecosistema de Whitechapel antes de que Jack los cambiara a ambos para siempre, pero lo cierto es que esa información es bastante útil una vez que entramos en materia. Además del buen hacer del autor, hay tres razones por las que recomendaría encarecidamente que todos le echarais mano a este volumen si se presenta la oportunidad: a) el capítulo dedicado a la cobertura del asesinato de Mary Kelly, una exhibición de atrocidades ante la que algunos se refugiaron en la cita literaria ("On Horror's Head Horrors Accumulate", titulaba el "Evening News" del 10 de noviembre) y otros optaron por la primera descripción explícita del Horror de la que se tiene constancia; b) la acumulación de prejuicios que arrastraba tanto la prensa liberal y como la de los tories, que llegó a convertir los asesinatos en la metonimia del temido crisol de razas que era East End (los dos primeros asesinatos, especialmente, fueron atribuidos a muy diversos arquetipos xenófobos); y c) la absurda guerra de sexos que desató el Destripador en decenas de editoriales, con feministas convirtiéndolo en el epítome del machismo exacerbado (una vez más, Jack como brutal catalizador de acontecimientos que ya se venían gestando en la Inglaterra victoriana).

Pero, sobre todo, "Jack the Ripper and the London Press" es un tomo imprescindible para comprender la evolución del serial killer en los medios y la sociedad: así, lo que era descrito como un monstruo o un ghoul cuando mató a Polly Nichols acabó convirtiéndose en una verdadera estrella mediática desde mucho antes de entrar en la habitación de Mary Kelly. La prensa londinense de la época del Destripador tiene otro rasgo (fundamental) en común con la de los siglos XX y XXI: la distancia prudencial que todos (periodistas y lectores) tomamos cuando tratamos con El Otro, con el monstruo. En otras palabras, pocos artículos se atrevieron a admitir que Jack era, al igual que sus lectores, un ser humano. Y ese abismo (que nos devuelve la mirada) sigue existiendo hoy en día.

6 comentarios

Señor Toldo -

Joder, que ultra-interesantísimo. Muchas gracias por el apunte!!

freddyvoorhees -

Pues estarñe atento a si aparece en castellano, porque ese precio (45 euros/dolares/lo que sea!) y en inglés... me echa mucho para atrás...

Noel -

Nah, Jack el Destripador no tiene cara. Nunca la tuvo y nunca la tendrá.

Crazy Japan -

Sincronía o no aqui tiene la nueva pista ripperiana: Su retrato robot. Sí, al parecer tenía la cara más vulgar de la historia.

http://www.elpais.com/articulo/internacional/rostro/Jack/120/anos/despues/elpepuint/20061120elpepuint_10/Tes

Ro -

Las tres razones invitan a leerlo, pero me parece fascinante: "comprender la evolución del serial killer en los medios y la sociedad"

Alvy Singer -

Periodismo-de-sucesos (¿no es acaso el periodismo en si mismo? ) , era victoriana y presidiendo Jack The Ripper. Creo que me has "convencidísimo".

¡Ah, como se contagian las buenas lecturas!