Telecomedias que merecen la pena: "Seinfeld"
Es posible que, en este verano de reposiciones interminables de mediocres series pseudo-costumbristas, al espectador le de por pensar que la (buena) telecomedia y la época estival son conceptos autoexcluyentes. Por ello, desde aquí me he decidido a recomendar al teléfago aburrido nada menos que cinco de las mejores sitcoms de los últimos años (la mayoría de ellas en formato DVD, que ya se sabe cómo son los programadores españoles con esto de las series extranjeras), capaces de hacernos olvidar lo duro que puede llegar a ser este mes aciago de chiringuitos y salmonelosis. De modo que empecemos con un clásico con mayúsculas: Seinfeld, la serie que nos enseñó que las guías de la televisión son coleccionables, que los astronautas utilizan bolígrafos antigravedad o el significado de la expresión Clavo Atómico. Entre otras muchas cosas.
La historia de "Seinfeld" ya forma parte de la Historia de la televisión: lo que originalmente pretendía ser una crónica sobre el día a día de un stand-up comedian (Jerry Seinfeld) que pretendía responder a la eterna pregunta de ¿de-dónde-sacas-los-chistes? acabó convirtiéndose en el gran show sobre Nada. El microcosmos de "Seinfeld", integrado por cuatro elementos (Jerry, George, Elaine y Kramer) y herméticamente cerrado en sí mismo, se compone de pequeñas nimiedades y anécdotas de la vida cotidiana que afectan de distinta manera a sus elementos durante los 23 minutos que dura cada episodio, pero que jamás cambian su vida de forma sustancial ni les enseñan moraleja alguna. En ese sentido, la serie no trata sobre Nada, porque (a diferencia del resto de las series de ficción que se emitían hasta entonces), en "Seinfeld" nunca pasa nada. Tal y como decía Larry David, este no es el tipo de serie en la que al final los personajes se abrazan u obtienen valiosas lecciones morales. Así, "Seinfeld" sacrifica los Grandes Temas y el sentimentalismo que lastraban series como "Blossom" o "Padres forzosos" para centrarse en lo único que debería preocuparnos en una sitcom: la risa, o mejor dicho, las carcajadas.
Para ser una serie que no trata sobre Nada, "Seinfeld" consiguió crear un universo privado sin parangón hasta entonces: Seinfeld y David desarrollaron un vocabulario y unos códigos propios, cuya función no sólo era buscar la complicidad del fan constante, sino también hacer que este se sintiera, de alguna manera, parte del grupo de amigos protagonistas. Los caramelos Pez, las botellas de Snapple, los Junior Mints o las industrias Vandelay aparecen recurrentemente en infinidad de episodios para recordarnos que la serie transcurre en un mundo paralelo regido por sus propias reglas; algo que se potenció aún más con el antológico episodio "The Pilot" (cuarta temporada), que convirtió a "Seinfeld" en la primera serie televisiva que abrazó la posmodernidad, de un modo absolutamente lúdico y magistral.
En "The Pilot", al Jerry Seinfeld personaje se le ocurre la idea de convertir su vida cotidiana en una sitcom, o sea, lo que ya hizo el Jerry Seinfeld real hace cuatro temporadas. Para ello, acude a los ejecutivos de la NBC con su idea de crear un show sobre Nada titulado "Jerry". Y todo ello ocurrió en 1993, en una época en la que ni siquiera Wes Craven se había vuelto posmoderno. Aún así, "The Pilot" no es el mejor episodio de aquella insuperable temporada: "The Contest", emitido por primera vez en noviembre de 1992, se centraba en una apuesta absurda según la cual Jerry, Elaine, George y Kramer debían pasar el mayor tiempo posible sin masturbarse. Fenomenalmente escrito por un Larry David en estado de gracia (no en vano, le valió el Emmy), el episodio giraba totalmente en torno al peliagudo (mucho más en aquella época) tema del autoalivio en televisión... sin que se oyera ni una sóla ver la palabra masturbación (aunque sí algunos eufemismos que pasaron a formar parte del slang de la serie: Maestro de mi dominio y Señor de la casa para ellos, Reina del castillo para Elaine). En una pirueta magistral, en el penúltimo episodio de la temporada (o sea, la primera parte de "The Pilot") se revela que Jerry no ganó realmente la apuesta, sino que hizo trampa. Creedme: no vais a ver una situación así en una telecomedia española, o al menos no resulta con tanta inteligencia. Pero ni de coña.
Espléndidamente escrita, brillantemente interpretada y fenomenalmente dirigida, "Seinfeld" es uno de esos extraños casos en los que sus responsables no bajaron lo más mínimo el listón durante las nueve temporadas que se mantuvieron en antena (es más: Jerry Seinfeld rechazó continuar con la serie cuando empezó a advertir leves síntomas de agotamiento, rechazando una oferta millonaria de la NBC antes de dejar que el concepto cayera en la mediocridad). Pero lo que sin duda convierte a esta serie en un clásico indiscutible es la frescura que aún transmiten sus episodios: no importa los años que tengan o las veces que los hayas visto, porque aún sigues maravillándote con la manera en la que se entrecruzan todas sus subtramas y partiéndote de risa cada vez que Kramer entra por la puerta. O que Elaine dice ¡¡Venga ya!!. O que George se desespera buscando aparcamiento. O que Jerry compara algo con el Tercer Reich. O que...
* "Seinfeld" se emite de lunes a viernes a las 12:30 en Paramount Comedy (Digital +). Sus tres primeras temporadas ya han sido editadas en DVD en nuestro país, y la cuarta está disponible en Zona 1.
La historia de "Seinfeld" ya forma parte de la Historia de la televisión: lo que originalmente pretendía ser una crónica sobre el día a día de un stand-up comedian (Jerry Seinfeld) que pretendía responder a la eterna pregunta de ¿de-dónde-sacas-los-chistes? acabó convirtiéndose en el gran show sobre Nada. El microcosmos de "Seinfeld", integrado por cuatro elementos (Jerry, George, Elaine y Kramer) y herméticamente cerrado en sí mismo, se compone de pequeñas nimiedades y anécdotas de la vida cotidiana que afectan de distinta manera a sus elementos durante los 23 minutos que dura cada episodio, pero que jamás cambian su vida de forma sustancial ni les enseñan moraleja alguna. En ese sentido, la serie no trata sobre Nada, porque (a diferencia del resto de las series de ficción que se emitían hasta entonces), en "Seinfeld" nunca pasa nada. Tal y como decía Larry David, este no es el tipo de serie en la que al final los personajes se abrazan u obtienen valiosas lecciones morales. Así, "Seinfeld" sacrifica los Grandes Temas y el sentimentalismo que lastraban series como "Blossom" o "Padres forzosos" para centrarse en lo único que debería preocuparnos en una sitcom: la risa, o mejor dicho, las carcajadas.
Para ser una serie que no trata sobre Nada, "Seinfeld" consiguió crear un universo privado sin parangón hasta entonces: Seinfeld y David desarrollaron un vocabulario y unos códigos propios, cuya función no sólo era buscar la complicidad del fan constante, sino también hacer que este se sintiera, de alguna manera, parte del grupo de amigos protagonistas. Los caramelos Pez, las botellas de Snapple, los Junior Mints o las industrias Vandelay aparecen recurrentemente en infinidad de episodios para recordarnos que la serie transcurre en un mundo paralelo regido por sus propias reglas; algo que se potenció aún más con el antológico episodio "The Pilot" (cuarta temporada), que convirtió a "Seinfeld" en la primera serie televisiva que abrazó la posmodernidad, de un modo absolutamente lúdico y magistral.
En "The Pilot", al Jerry Seinfeld personaje se le ocurre la idea de convertir su vida cotidiana en una sitcom, o sea, lo que ya hizo el Jerry Seinfeld real hace cuatro temporadas. Para ello, acude a los ejecutivos de la NBC con su idea de crear un show sobre Nada titulado "Jerry". Y todo ello ocurrió en 1993, en una época en la que ni siquiera Wes Craven se había vuelto posmoderno. Aún así, "The Pilot" no es el mejor episodio de aquella insuperable temporada: "The Contest", emitido por primera vez en noviembre de 1992, se centraba en una apuesta absurda según la cual Jerry, Elaine, George y Kramer debían pasar el mayor tiempo posible sin masturbarse. Fenomenalmente escrito por un Larry David en estado de gracia (no en vano, le valió el Emmy), el episodio giraba totalmente en torno al peliagudo (mucho más en aquella época) tema del autoalivio en televisión... sin que se oyera ni una sóla ver la palabra masturbación (aunque sí algunos eufemismos que pasaron a formar parte del slang de la serie: Maestro de mi dominio y Señor de la casa para ellos, Reina del castillo para Elaine). En una pirueta magistral, en el penúltimo episodio de la temporada (o sea, la primera parte de "The Pilot") se revela que Jerry no ganó realmente la apuesta, sino que hizo trampa. Creedme: no vais a ver una situación así en una telecomedia española, o al menos no resulta con tanta inteligencia. Pero ni de coña.
Espléndidamente escrita, brillantemente interpretada y fenomenalmente dirigida, "Seinfeld" es uno de esos extraños casos en los que sus responsables no bajaron lo más mínimo el listón durante las nueve temporadas que se mantuvieron en antena (es más: Jerry Seinfeld rechazó continuar con la serie cuando empezó a advertir leves síntomas de agotamiento, rechazando una oferta millonaria de la NBC antes de dejar que el concepto cayera en la mediocridad). Pero lo que sin duda convierte a esta serie en un clásico indiscutible es la frescura que aún transmiten sus episodios: no importa los años que tengan o las veces que los hayas visto, porque aún sigues maravillándote con la manera en la que se entrecruzan todas sus subtramas y partiéndote de risa cada vez que Kramer entra por la puerta. O que Elaine dice ¡¡Venga ya!!. O que George se desespera buscando aparcamiento. O que Jerry compara algo con el Tercer Reich. O que...
* "Seinfeld" se emite de lunes a viernes a las 12:30 en Paramount Comedy (Digital +). Sus tres primeras temporadas ya han sido editadas en DVD en nuestro país, y la cuarta está disponible en Zona 1.
11 comentarios
carlos varela -
Lucho -
MP -
Noel -
Hombre Lobo -
Noel -
La Ruina de la Familia -
REFO -
A ver si se animan y la traen a España.
REFO -
Excelente post.
Javi -
Yo creo que es precisamente el no tratar de nada el motivo de que mucha gente no conecte con el microcosmos de "Seinfeld". Esa deliciosa falta de continuidad y ese (aparente) vacío argumental desorienta a mucha gente... y no me extraña. Pero ahí está buena parte de su brillantez, ¿no?
Yo también espero ansioso las otras cuatro entregas de esta serie de posts.
EKI -