Placeres culpables: "High Roads"
"High Roads" es un tebeo que empieza con el héroe colgando de una de las paredes de lo que parece ser un palacio nazi helado en medio del Círculo Polar Ártico. Esta primera viñeta a página completa ya nos indica lo que va a venir después, a lo largo de los seis números que componen esta miniserie: un festival del exceso, del más difícil todavía, de la hipérbole visual y narrativa. Para entendernos: "High Roads" es, junto con los hiperactivos "Danger Girl" o "Battle Chasers", otro de los títulos de la colección "Cliffhanger" que hace honor a su nombre. De hecho, puede considerarse como el epítome de la editorial: todas sus señas de identidad (acción a raudales, dibujo estilizadísimo, viñetas extragrandes, tías exuberantes) aparecen aquí elevadas a la enésima potencia; aunque en un lugar de terminar con un cliffhanger, empieza con uno (además, tomado al pie de la letra).
Obra del perezoso guionista Scott Lobdell (su trabajo en "X-Men" deja mucho que desear: muchas veces parece que escribe con el piloto automático) y del dinámico dibujante Leinil Francis Yu, "High Roads" se puede definir de manera muy sencilla en una sola frase: Michael Bay en la Segunda Guerra Mundial. Cierto: ya estuvo allí, pero no me refiero al Michael Bay de "Pearl Harbor", sino al de la segunda parte de "Dos policías rebeldes" (perdón que tenga que recurrir a referentes cinematográficos, pero "High Roads" se parece más a una película que a un tebeo). Así, nos encontramos ante un cómic en el que los personajes, los diálogos y el desarrollo de la trama no es que queden en un discreto segundo plano, sino que incluso nos preguntamos si sus creadores tuvieron en cuenta en algún momento dichas menudencias. Aquí de lo que se trata es pisar a fondo y ofrecer (con una excusa argumental que se puede resumir en cinco palabras: tesoro nazi custodiado por ninjas) un festín visual que corre por completo a cargo del estilo hiperveloz de Francis Yu.
Alejado por completo de toda pretensión que no sea la de entretener a su público, "High Roads" es una descarga de acción vitaminada y desproporcionada que se lee en siete minutos (cada número). Precisamente por eso me da mucha vergüenza defender un cómic que no es más que una sucesión de viñetas exóticas: "High Roads" podría ser el tebeo favorito de la gente que nunca ha leído un tebeo. Carece por completo tanto de la complejidad del cómic actual como del sentido de la maravilla de la añeja historieta de superhéroes, pero... ¿quién se puede negar a una persecución por los tejados de París en la que intervienen nazis ninjas, una señorita en ropa interior y un enano disfrazado de Hitler? Yo, desde luego, no.
Obra del perezoso guionista Scott Lobdell (su trabajo en "X-Men" deja mucho que desear: muchas veces parece que escribe con el piloto automático) y del dinámico dibujante Leinil Francis Yu, "High Roads" se puede definir de manera muy sencilla en una sola frase: Michael Bay en la Segunda Guerra Mundial. Cierto: ya estuvo allí, pero no me refiero al Michael Bay de "Pearl Harbor", sino al de la segunda parte de "Dos policías rebeldes" (perdón que tenga que recurrir a referentes cinematográficos, pero "High Roads" se parece más a una película que a un tebeo). Así, nos encontramos ante un cómic en el que los personajes, los diálogos y el desarrollo de la trama no es que queden en un discreto segundo plano, sino que incluso nos preguntamos si sus creadores tuvieron en cuenta en algún momento dichas menudencias. Aquí de lo que se trata es pisar a fondo y ofrecer (con una excusa argumental que se puede resumir en cinco palabras: tesoro nazi custodiado por ninjas) un festín visual que corre por completo a cargo del estilo hiperveloz de Francis Yu.
Alejado por completo de toda pretensión que no sea la de entretener a su público, "High Roads" es una descarga de acción vitaminada y desproporcionada que se lee en siete minutos (cada número). Precisamente por eso me da mucha vergüenza defender un cómic que no es más que una sucesión de viñetas exóticas: "High Roads" podría ser el tebeo favorito de la gente que nunca ha leído un tebeo. Carece por completo tanto de la complejidad del cómic actual como del sentido de la maravilla de la añeja historieta de superhéroes, pero... ¿quién se puede negar a una persecución por los tejados de París en la que intervienen nazis ninjas, una señorita en ropa interior y un enano disfrazado de Hitler? Yo, desde luego, no.
4 comentarios
Noel -
Noel -
jvol -
Y es que hoy en dia hasta los zombis modernos de The Dawn of the Dead son demasiado rápidos para mis pupilas.:)
forfy -