Blasfemias televisadas
Vivimos tiempos muy delicados. Tiempos en los que detrás de la aparente corrección política parece esconderse una ferocidad devastadora. Tiempos en los que una película como "La Pasión de Cristo" se puede convertir en una obra tan coyuntural como en su momento lo fueron "Rebelde sin causa" o "El Club de la Lucha". Tiempos en los que la censura y la Caza de Brujas adoptan maneras asépticas y silenciosas, pero no por ello menos eficaces. Tiempos, en suma, no muy indicados para la disidencia (de lo que sea).
Ya sé lo que estáis pensando: Ya estamos otra vez sacando las cosas de madre. Pues no, esta vez mucho me temo que no exagero, sino que hablo completamente en serio: hay pruebas suficientes para pensar que, en el ámbito de la televisión occidental, la cosa está muy malita. El principio de todo nos lo sabemos de memoria, tanto que ya casi puede sonar a tópico: Janet Jackson y Justin Timberlake en la final de la Superbowl. En unos momentos en los que la administración Bush estaba buscando como loca una cortina de humo que distrajera a la opinión pública norteamericana del desastre en Irak, la CBS va y se la retransmite en directo (vía MTV, que actuó de chivo expiatorio en todo este asunto). El pezón adornado de la hermana de Jacko abrió el fuego, y a partir de entonces comenzó la escalada de ultraprotección cadótica: el infame falso directo, el culo de Eminem pixelado en los pasados MTV Movie Awards, el paroxismo del irritante pitido que camufla toda palabra mímamente malsonante... En España tampoco nos libramos esta obsesión por cogérsela con papel de fumar, con una legislación contra la telebasura y un horario protegido para los niños que, en realidad, parece proteger únicamente a los adultos, aunque no sabemos muy bien de qué (puede que de sí mismos).
Todo esto viene a cuento porque hoy me encuentro en los periódicos con dos noticias muy relacionadas entre sí: la censura de un anuncio en el que el entrañable Mickey Rooney enseña las nalgas (pinchad aquí) y las amenazas de muerte recibidas por los ejecutivos de la BBC 2 tras la retransmisión del musical "Jerry Springer: The Opera" (pinchad aquí). El primer caso, acontecido en Estados Unidos, era de esperar: el anuncio en cuestión (que versa, por si a alguien le interesa, sobre las bondades del jarabe para la tos Airborne) iba a ser emitido durante uno de los intermedios de la final de la Superbowl, y resulta lógico pensar que, después de lo de Janet J., este año el evento será lo más parecido posible a un Viernes Santo en casa de Ned Flanders (lo que ya no me queda tan claro es qué clase de ofensa representa el culo de un octogenario, o si es comparable a un pezón totalmente cubierto por un gigantesco piercing). El segundo caso ya es preocupante: que un programador y su familia tengan que abandonar su domicilio después de que un grupo evangélico divulge por internet su dirección debería darnos que pensar. Máxime cuando el único delito que el programador había cometido fue retransmitir un musical que lleva ya bastante tiempo triunfando en Nueva York y Londres (foto). Y es que parece ser que un actor representando a Cristo en pañales es, ahora mismo, motivo suficiente para desatar una campaña de ira y amenazar a la familia de alguien.
Antes de acabar, un caso local: la emisión del corto "Cómo guisar un Cristo para dos personas", de Javier Krahe y Enrique Seseña, en el programa "Lo + Plus" provocó una reacción desmesurada y llena de rabia por parte de la ultraderecha católico-nacionalista, esa que todos nos estamos imaginando. Eso fue ya hace unas semanas, pero a lo que quiero llegar es a esta columna de Antonio Burgos, publicada ayer en ABC. Desde luego, tras leer columnas como esta solo podemos hacer dos cosas: 1) desear que a este señor le vaya muy bien con sus libros de gatos y decida escribir únicamente sobre ese tema; y 2) abrazarnos al televisor cuando emita programas como el (por otro lado) bastante soso "Lo + Plus" o celebraciones de la telebasura sin prejuicios como "Aquí hay tomate".
Ya sé lo que estáis pensando: Ya estamos otra vez sacando las cosas de madre. Pues no, esta vez mucho me temo que no exagero, sino que hablo completamente en serio: hay pruebas suficientes para pensar que, en el ámbito de la televisión occidental, la cosa está muy malita. El principio de todo nos lo sabemos de memoria, tanto que ya casi puede sonar a tópico: Janet Jackson y Justin Timberlake en la final de la Superbowl. En unos momentos en los que la administración Bush estaba buscando como loca una cortina de humo que distrajera a la opinión pública norteamericana del desastre en Irak, la CBS va y se la retransmite en directo (vía MTV, que actuó de chivo expiatorio en todo este asunto). El pezón adornado de la hermana de Jacko abrió el fuego, y a partir de entonces comenzó la escalada de ultraprotección cadótica: el infame falso directo, el culo de Eminem pixelado en los pasados MTV Movie Awards, el paroxismo del irritante pitido que camufla toda palabra mímamente malsonante... En España tampoco nos libramos esta obsesión por cogérsela con papel de fumar, con una legislación contra la telebasura y un horario protegido para los niños que, en realidad, parece proteger únicamente a los adultos, aunque no sabemos muy bien de qué (puede que de sí mismos).
Todo esto viene a cuento porque hoy me encuentro en los periódicos con dos noticias muy relacionadas entre sí: la censura de un anuncio en el que el entrañable Mickey Rooney enseña las nalgas (pinchad aquí) y las amenazas de muerte recibidas por los ejecutivos de la BBC 2 tras la retransmisión del musical "Jerry Springer: The Opera" (pinchad aquí). El primer caso, acontecido en Estados Unidos, era de esperar: el anuncio en cuestión (que versa, por si a alguien le interesa, sobre las bondades del jarabe para la tos Airborne) iba a ser emitido durante uno de los intermedios de la final de la Superbowl, y resulta lógico pensar que, después de lo de Janet J., este año el evento será lo más parecido posible a un Viernes Santo en casa de Ned Flanders (lo que ya no me queda tan claro es qué clase de ofensa representa el culo de un octogenario, o si es comparable a un pezón totalmente cubierto por un gigantesco piercing). El segundo caso ya es preocupante: que un programador y su familia tengan que abandonar su domicilio después de que un grupo evangélico divulge por internet su dirección debería darnos que pensar. Máxime cuando el único delito que el programador había cometido fue retransmitir un musical que lleva ya bastante tiempo triunfando en Nueva York y Londres (foto). Y es que parece ser que un actor representando a Cristo en pañales es, ahora mismo, motivo suficiente para desatar una campaña de ira y amenazar a la familia de alguien.
Antes de acabar, un caso local: la emisión del corto "Cómo guisar un Cristo para dos personas", de Javier Krahe y Enrique Seseña, en el programa "Lo + Plus" provocó una reacción desmesurada y llena de rabia por parte de la ultraderecha católico-nacionalista, esa que todos nos estamos imaginando. Eso fue ya hace unas semanas, pero a lo que quiero llegar es a esta columna de Antonio Burgos, publicada ayer en ABC. Desde luego, tras leer columnas como esta solo podemos hacer dos cosas: 1) desear que a este señor le vaya muy bien con sus libros de gatos y decida escribir únicamente sobre ese tema; y 2) abrazarnos al televisor cuando emita programas como el (por otro lado) bastante soso "Lo + Plus" o celebraciones de la telebasura sin prejuicios como "Aquí hay tomate".
16 comentarios
Uno -
Noel -
Perdón...
R. -
Noel -
P.D. Ni me había fijado, oyes.
Noel -
Steam Man -
Pero lo mio es peor, no consigo hacer enteder a mis padres que no vean "Aqui hay tomate" por que es una auténtica basura y que cambian al -un tanto soso si- "Lo + PLUS". No les entra en la cabeza. De ahí mi confusión y pensamiento de "sobre gustos no hay nada escrito" que hace a esta sociedad exactamente como es.
Saludos
Pd: Se me había borrado tu enlace en mi blog!! terrible error solucionado ;)
Uno -
R. -
Noel -
La-Ruina-de-la-Familia -
R. -
morri -
Uno -
Noelio -
CARBONELL: Señor Burgos, ¿es este su último libro?
BURGOS: Sí, lo es.
CARBONELL: ¿Me lo promete?
(Ike, yo estoy igual de harto que tú).
Ike Janacek -
El señor Burgos, en cambio, da risa (y pena).
Asistí al entierro de un amigo que era incluso más ateo que yo (me parece estar viéndolo con su camiseta de "Satán 666")...Aún así, al final no se libró de las misas y toda la parafernalia religiosa que aborrecia.
(:( No, si ya sé que no tiene nada que ver...es un pequeño desahogo porque estoy de religiones y religiosos hasta las narices)
R. -