La canción del pavo
La celebración del Día de Acción de Gracias (creo que es hoy, pero igual fue ayer: no soy muy bueno con las fechas) me ha recordado a una de mis películas preferidas, "La Familia Addams: La tradición continúa", para mí una de las obras maestras del cine de humor de los 90 (junto con "Un loco a domicilio" y "Supernova" y "Mars Attacks!").
Fruto de la mente perversa, vitriólica del guionista Paul Rudnick y del nervio visual del mejor Barry Sonnefield, la segunda aventura cinematográfica de los Addams es una de esas extrañas películas que Hollywood hace muy de vez en cuando: una sátira sangrante, inclemente del sistema de vida norteamericano, escrita (con todo el bilis y la mala leche del mundo) por un auténtico freak que vio en los inmortales personajes creados por Charles Addams una oportunidad de perfecta para autoafirmarse y, de paso, no dejar títere con cabeza. No resulta difícil averigüar que Rudnick se identifica especialmente con Miércoles (una excepcional Christina Ricci), la adolescente suicida y marginal que se convierte aquí en auténtica alma del relato: al igual que el personaje de Nicole Kidman en "Las mujeres perfectas" (otro brillante guión de Rudnick), Miércoles Addams es una heroína orgullosamente diferente y obligada a pasar una temporada en un infierno de la mediocridad llamado "Campamento Chippewa", que uno no intuye demasiado lejano al de Jason Vorhees o Big Baby (el niño deforme creado por Charles Burns).
En ese contexto de inquietante normalidad, de jovencitos-sanos-y-amantes-de-la-naturaleza-con-monitores-zopencos es donde Miércoles se enfrentará a su némesis: Amanda, una rubia ñoña aspirante a actriz con sempiterna sonrisa Profident... pero también donde descubrirá el amor gracias a un empollón "rrrraro rrrrraro rrrrraro" constantemente humillado por sus padres. En una de las secuencias más memorables de esta comedia negra magistral, el absolutamente repelente jefe de campamento (nada menos que Peter McNicol) organiza una representación infantil de Acción de Gracias, en la que Amanda y sus amig@s WASP representan el papel de colonos, y los campistas pertenecientes a minorías étnicas y/o con taras físicas tienen el papel de indios nativos. La representación empieza con la "Canción del Pavo", algo más o menos así:
Eat us, Hey!, it's Thanksgiving Day
Eat us, we make a nice buffet
We lost the race with farmer Ed,
Eat us 'cause we're good and dead
White man, or red man, from east north or south:
Chop off our legs, and put 'em in your mouth
Eat me, sauteed or barbequed,
eat me, we once were pets but now we're food,
We won't stay fresh for very long
So eat us before we finish this song
Eat us before we finish this song!
Naturalmente, Miércoles no puede evitar salirse un poco de su papel de Pocahontas, lanzando un sangrante monólogo contra la forma de vida americana ("Dentro de unos años vosotros os estaréis hinchando de pavo en la comodidad de vuestros hogares mientras mi pueblo venderá pulseras en las cunetas de las carreteras"... ¿qué otra película de entretenimiento familiar contiene diálogos como este?) e inicia una rebelión de 'nerds' que tiene como colofón final la conversión de Amanda en pavo: Miércoles consigue atarla y, literalmente, cocinarla. Todo ello sin dejar de sonreír.
Lo dicho: "La Familia Addams: La tradición continúa" es una obra maestra que quizás futuras generaciones recuperen y coloquen en su lugar. Hasta entonces, me temo que será un clásico de culto... muy minoritario. Espero no haberos aburrido mucho con esto.
Fruto de la mente perversa, vitriólica del guionista Paul Rudnick y del nervio visual del mejor Barry Sonnefield, la segunda aventura cinematográfica de los Addams es una de esas extrañas películas que Hollywood hace muy de vez en cuando: una sátira sangrante, inclemente del sistema de vida norteamericano, escrita (con todo el bilis y la mala leche del mundo) por un auténtico freak que vio en los inmortales personajes creados por Charles Addams una oportunidad de perfecta para autoafirmarse y, de paso, no dejar títere con cabeza. No resulta difícil averigüar que Rudnick se identifica especialmente con Miércoles (una excepcional Christina Ricci), la adolescente suicida y marginal que se convierte aquí en auténtica alma del relato: al igual que el personaje de Nicole Kidman en "Las mujeres perfectas" (otro brillante guión de Rudnick), Miércoles Addams es una heroína orgullosamente diferente y obligada a pasar una temporada en un infierno de la mediocridad llamado "Campamento Chippewa", que uno no intuye demasiado lejano al de Jason Vorhees o Big Baby (el niño deforme creado por Charles Burns).
En ese contexto de inquietante normalidad, de jovencitos-sanos-y-amantes-de-la-naturaleza-con-monitores-zopencos es donde Miércoles se enfrentará a su némesis: Amanda, una rubia ñoña aspirante a actriz con sempiterna sonrisa Profident... pero también donde descubrirá el amor gracias a un empollón "rrrraro rrrrraro rrrrraro" constantemente humillado por sus padres. En una de las secuencias más memorables de esta comedia negra magistral, el absolutamente repelente jefe de campamento (nada menos que Peter McNicol) organiza una representación infantil de Acción de Gracias, en la que Amanda y sus amig@s WASP representan el papel de colonos, y los campistas pertenecientes a minorías étnicas y/o con taras físicas tienen el papel de indios nativos. La representación empieza con la "Canción del Pavo", algo más o menos así:
Eat us, Hey!, it's Thanksgiving Day
Eat us, we make a nice buffet
We lost the race with farmer Ed,
Eat us 'cause we're good and dead
White man, or red man, from east north or south:
Chop off our legs, and put 'em in your mouth
Eat me, sauteed or barbequed,
eat me, we once were pets but now we're food,
We won't stay fresh for very long
So eat us before we finish this song
Eat us before we finish this song!
Naturalmente, Miércoles no puede evitar salirse un poco de su papel de Pocahontas, lanzando un sangrante monólogo contra la forma de vida americana ("Dentro de unos años vosotros os estaréis hinchando de pavo en la comodidad de vuestros hogares mientras mi pueblo venderá pulseras en las cunetas de las carreteras"... ¿qué otra película de entretenimiento familiar contiene diálogos como este?) e inicia una rebelión de 'nerds' que tiene como colofón final la conversión de Amanda en pavo: Miércoles consigue atarla y, literalmente, cocinarla. Todo ello sin dejar de sonreír.
Lo dicho: "La Familia Addams: La tradición continúa" es una obra maestra que quizás futuras generaciones recuperen y coloquen en su lugar. Hasta entonces, me temo que será un clásico de culto... muy minoritario. Espero no haberos aburrido mucho con esto.
4 comentarios
Noel -
Ike Janacek -
¡Y ese año el oscar era para Joan Cusack!
Noel -
Steam Man -
;)