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Vuelve la aventura

Vuelve la aventura

Ha sido una larga espera, plagada de rumores descorazonadores y amenazada por una posibilidad cada vez más real de que nunca se llegase a hacer. Pero ahora, el hombre del sombrero ha vuelto. 19 años y casi 7.000 días después de que Indiana Jones, su padre, Sallah y Marcus se alejasen cabalgando hacia el atardecer. Tres años después de que Steven Spielberg rodase "Munich", su película más agria, y decidiera premiar a sus seguidores con un dulce postre por haberle seguido hasta allí. 65 años después de que la señora Dorothy Ford diera a luz en un hospital de Chicago. Y 19 días después de que este blog pidiese a sus lectores que colaborasen en un evento especial, una celebración del legado de Indy que durará todo el día y que esconde textos de algunos de los más insignes pesos pesados de la blogosfera. A partir de aquí, comienza "Indy y yo".

A modo de fin de fiesta, la crítica de "Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal" será publicada en un momento indeterminado del fin de semana. Hasta entonces, tendremos tiempo para preguntarnos si será o no merecedora de los cinco Indies, es decir, el máximo galardón de la sección "Blockbusters veraniegos", nombrado así en honor de un personaje que, sencillamente, ES el placer cinematográfico.

4 comentarios

Alvy Singer -

Es una parodia brillante. Retracta, con mala lecho o sin ella porque el mensaje es el mismo, a todos los nostálgicos, a todos aquellos buscadores del placer cinematográfico con ese final (catastrófico, claro) que les escupe en la cara una verdad como un templo. O una bajona.

Spielberg se rie del aficionado con clase y estilo. Yo digo sí, pero tened cuidado porque la parodia funciona muy bien en muchos momentos pero en otros uno esta ante una película desganada y en la que David Koepp se ha puesto en evidencia.

Libertino -

30 minutos PRODIGIOSOS y a vivir de rentas.
No me ha gustado mucho...

Noel -

¡Muchas gracias, Senador!

Senador -

Tío, eres la hostia. Así, sin más. No se me ocurre otra cosas que decir.

Leerte día a día es un inmenso placer. Poco importa que a veces no tenga ni puta idea de lo que hablas (no es el caso en esta ocasión, soy de la quinta de los Jones). La pasión y la clase que destilas es pura delicia.