Mi psicópata favorito: Henrique Lage
Cuando pensamos en la psicopatía, lo solemos enfocar desde un punto de vista del personaje torturado, deforme, maligno por naturaleza o por algún trauma de fácil explicación; nos ceñimos al arquetipo del Sacamantecas del slasher, señalándolos como enfermos, fuera de una sociedad civilizada. Nos cuesta creer que gente como Martha Beck y Raymond Fernandez ["Los asesinos de la luna de miel" (1970)] no encontrasen verdadero placer morboso en atacar a sus víctimas si no que se moviesen por un deseo más terrenal como el dinero. En la muy reciente Wolf Creek (2005), el psicópata ve en sus acciones su medio de subsistencia, pero no quita que disfrute de ello, gracias a la sensación de poder que brevemente alcanza al vencer a una sociedad que le pisotea moralmente. Quizás Martha y Ray también albergaban una deformidad social, la de vivir marginados, y por ello elegían a sus víctimas entre personas excluidas de una sociedad restrictiva, quizás buscaban inconscientemente liberarlas de sus penas. Cabe destacar que ese no disfrute de sus acciones homicidas no tiene porqué venir unido a otros interés, Carol Ledoux ["Repulsión" (1965)] no soportaba la sangre pero se veía obligada a matar en una defensa propia que sólo ella veía, en la invasión de su espacio. En el fondo, lo realmente aterrador es que matar no deja de ser un mecanismo para la que toda justificación es absurda.
- Por Henrique "666" Lage
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