"La prueba del crimen": Noir metanfetamínico
La histeria es, según la Wikipedia, el diagnóstico que se aplica a un estado mental de incontrolable miedo o exceso emocional. A lo largo de su larga y fructífera historia, el cine de acción ha ejemplificado muchas psicopatologías (recordemos el complejo de Dios de Michael Bay, el Síndrome de Supervivencia Urbana de Steven Seagal o la hiperactividad de la reciente "Domino"), pero pocas veces una película se ha ajustado mejor a una como "La prueba del crimen", o, si lo preferís (yo lo prefiero), "Running Scared". Lo que digo no es, ni mucho menos, un reproche: los primeros seis minutos de esta frenética y ejemplar cinta de acción son una de las más perfectas traducciones cinematográficas de la histeria que hemos visto desde el motín carcelario de "Asesinos natos". La apuesta por la hipérbole no es gratuita, ya que el director Wayne Kramer quiere que experimentemos, de primera mano, el infierno por el que atraviesa su protagonista (un sorprendente Paul Walker), que acaba de meterse de cabeza en un lío que le enfrenta tanto a sus camaradas mafiosos como a un policía corrupto con muy pocos escrúpulos. Las explosiones de celuloide netamente histérico que nos golpean en la cara de vez en cuando no sólo están ahí para recordarnos que, como dice Tarantino, el cine de acción debe salir de la pelvis, sino también para que simpaticemos con un antihéroe tan humano como nosotros.
El via crucis rabioso de Walker tiene un correlato igual de interesante y adrenalítico en la huída sin retorno de Oleg, el niño ruso interpretado por Cameron Bright (mucho más que una mirada insondable). Como los magníficos (y muy snicketianos) créditos finales se encargan de subrrayar, "Running Scared" no es simplemente el noir metanfetamínico que a uno le entra por los ojos, sino que posee un subtexto de cuento de hadas macabro muy similar (salvando las distancias) al que propone Guillermo del Toro en "El laberinto del Fauno". En ese equilibrio entre el thriller sórdido post-tarantiniano y una suerte de cine infantil exclusivamente para adultos es donde reside el secreto de una película capaz de invocar a Walter Hill (o a Robert Aldrich, o incluso al Orson Welles de "Sed de mal") al tiempo que ejecuta piruetas visuales suicidas, de convertir la digresión narrativa en un arte (el fragmento en la casa del matrimonio de psicópatas, algo así como la secuencia de terror que rodarían mano a mano Tim Burton y el Brian De Palma más desfasado), de dispararnos a bocajarro con monólogos tan memorables como el dedicado a John Wayne y de hacernos reír histéricamente con cosas que sabemos que nos convierten automáticamente en malas personas. Es decir, una película de género como las de antes, pero que conecta perfectamente con los tiempos de desenfreno audiovisual que corren: una gozada.
10 comentarios
Dr Zito -
lala -
John Trent -
Alvy Singer -
Ah aquí (http://www.megaupload.com/es/?d=QXFY4BSC) tienes la banda sonora: yo es que con cine negro con soundtrack de acento jazzístico y de blues de medianoche me deshago. Tiene temazos muy buenos (laura's theme ; the tale, the pin's lair) que ponen mucho ojito en el sonido mas influyente del cooljazz de los 50.
Noel -
mr.grieves -
Ro -
kalimero -
Brick esta genial, una pasada.
Noel -
¿Qué tal está "Brick"? Le tengo muchas ganas, seguramente la vea el martes. "Palíndromos" es estupenda.
Alvy Singer -
¿Compensa decir que veo ya Brick y Sisters de Buck en sitges? A medias... ¿Compensa decir que por NADA del mundo voy a dejar de ir a ver (out of sitges) PALÍNDROMOS?
Nada nada.... Debo verla....