Indy y Eugenio
Mi historia con Indiana Jones comenzó incluso antes de que supiera que existía alguien llamado Indiana Jones. Sólo sabía que cada vez que aparecía en la televisión un hombre con sombrero corriendo a toda leche para que no le aplastara una enorme piedra, no podía evitar quedarme embobado mirándolo. Ni siquiera sé con seguridad a qué edad vi esa imagen por primera vez, pero calculo que no tendría más de cuatro o cinco años. Un día me dio por preguntar a mis hermanos, que son bastante más mayores que yo, qué eran esas imágenes. Ellos me contestaron, "Indiana Jones", y ya no pude sacarme ese nombre de la cabeza. Cada vez que daban alguna noticia suya por televisión, salía corriendo de la habitación donde estuviera para ir directo al salón de mi casa.
Durante mucho tiempo, la única película de la trilogía que había visto fue "Indiana Jones y el templo maldito". Por aquel entonces, mediados los ochenta, era la única que echaban por televisión, y bastante a menudo por cierto, pero a mi no me importaba verla una y otra vez, por mucho que Indiana se arrastrara por pasadizos aplastados de asquerosos insectos o saliera gente comiendo sesos de mono (o quizás me gustara precisamente por eso). Un día, hojeando el periódico, leí la gran noticia que había esperado durante mucho tiempo: echaban "En busca del arca perdida". Lo recuerdo perfectamente, fue una de las primeras emisiones de Telecinco. Fui corriendo a decírselo a mi padre todo emocionado. ¡Por fin iba a ver mi película más deseada! Lo último que me imaginaba era que su respuesta iba a ser "aquí todavía no se coge Telecinco". Me puse a gritar pidiendo un poco de justicia, intenté sintonizar el canal con todo mi ímpetu, os aseguro que tuve esperanza de que ocurriera el milagro hasta la misma hora en que empezaba la película pero no, no pasó. No pasó ni aquél día ni al día siguiente. En mi pueblo o, mejor dicho, en mi casa no se llegó a ver Telecinco hasta unos años después.
Quizás os estéis preguntando que si tantas ganas tenía de ver "En busca del arca perdida", por qué no la alquilaba en el video-club. Pues bien, en mi casa no teníamos video. Y no porque mis padres no quisieran, sino porque cuando lo tuvimos (yo apenas sabía andar por entonces) me dedicaba a grabar capítulos de los mosqueperros encima de cintas de reuniones familiares hasta que mi padre se hartó y decidió llevarse el video.
No pude ver "En busca del arca perdida" hasta que tenía 12 ó 13 años. Imagináos la emoción que sentí. Por mucho que me hubieran gustado las otras dos partes, la primera (aunque para mí fuera la última) fue una experiencia completamente diferente. Se podría decir que con ella descubrí por primera vez que el cine podía hacer disfrutar a niveles que hasta entonces nunca había imaginado. Entre otras muchas cosas, descubrí que se podía viajar al Amazonas estando sentado en el sofá, que se podía sudar con el calor del desierto egipcio aunque en tu casa hubiera aire acondicionado o que hasta un aventurero tan intrépido como Indiana Jones tiene miedo de algunas cosas como, por ejemplo, las serpientes.
Como no estoy dispuesto a esperar tanto para esta última entrega como lo hice para la primera, ya tengo comprada la entrada y el sábado saldaré mi cuenta pendiente con Indy: disfrutar de sus aventuras en pantalla grande, como debe ser.
- Eugenio
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