Mi psicópata favorito: Robgordon
Con una sabiduría cultivada entre reja y reja, Max Cady era capaz de escupir citas llenas de ego ("Soy como Dios y Dios es como yo, soy tan grande como Dios, el es del mismo tamaño que yo, no está por encima de mí, ni yo estoy por encima de él"), y al mismo tiempo (y por obra y gracia del doblaje español) capaz de dejar para la posteridad ese "Abooogado, sal ratita, quiero verte la colita".
Cady, mucho antes que Scofield, llenó su cuerpo de carcelarios tatuajes, fue todo un privilegiado por comprobar, antes que nadie, la sexualidad adolescente de Juliette Lewis y llevó al paroxismo al personaje que ya inmortalizará Robert Mitchum, puteando todo lo puteable al bueno de Nolte. Y la pobre Ileana Douglas, por entonces novieta de quien realizaba aquel divertimento fílmico en forma de remake, sufría en sus carnes la maldad latente en Cady, que sabía como salir impune de todos y cada uno de los pasos de su ansiada venganza.
- Por el alma condenada de Robgordon
2 comentarios
Dussander -
La voz en off anuncia: "Si quieres tener la voz del Padrino en tu móvil..." y entonces va y se oye: "Abogaadoooo...".
Marlon Brando = el padrino
Robert de Niro = Max Cady
En fin.
EKI -